The Park Protectors


Roque era un niño de cinco años, lleno de energía y curiosidad. Vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos parques y jardines.

Su mamá, Catalina, trabajaba como maestra en la escuela del pueblo, mientras que su papá, Manuel, era jardinero y se encargaba de cuidar los parques. Un día soleado, Roque decidió ir al parque a jugar con sus amigos.

Antes de salir de casa, saludó a su abuela Teresa, quien vivía con ellos y siempre estaba dispuesta a contarle historias divertidas. Al llegar al parque, Roque se encontró con sus amigos Lucas y Martina. Juntos corrieron por el césped verde y se columpiaron en los juegos.

Estaban tan emocionados que no se dieron cuenta cuando se acercó una señora mayor. La señora les sonrió amablemente y les dijo: "¡Qué lindo es verlos disfrutar del parque! Pero me pregunto si saben lo importante que es cuidarlo". Los niños se miraron confundidos.

"¿Cómo podemos cuidar el parque?" -preguntó Roque curioso. La señora sacó una bolsa de basura que llevaba consigo y explicó: "El primer paso para cuidar el parque es mantenerlo limpio. Siempre debemos tirar la basura en los contenedores adecuados".

Los niños asintieron con entusiasmo y comenzaron a reagarrar papeles y envoltorios que habían quedado tirados en el suelo. Mientras tanto, Manuel estaba trabajando cerca del parque cuando vio a los niños reagarrando la basura.

Se acercó y les dijo: "¡Qué orgulloso estoy de ustedes! El segundo paso para cuidar el parque es regar las plantas y árboles". Roque miró a su papá con determinación y exclamó: "¡Podemos hacerlo! ¡Vamos a buscar agua!".

Los niños corrieron hasta una fuente cercana, llenaron sus botellas y comenzaron a regar las plantas sedientas. Roque se sentía feliz de poder ayudar a mantener el parque hermoso. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente del estanque del parque.

Se acercaron rápidamente y descubrieron que los patos estaban en problemas. El agua estaba contaminada por basura arrojada irresponsablemente. Lucas, Martina y Roque no dudaron ni un segundo.

Se quitaron los zapatos, se remangaron los pantalones y entraron al agua para reagarrar la basura. "¡No podemos dejar que nuestros amigos patitos sufran!" -dijo Martina decidida mientras sacaba pedazos de plástico del agua. Después de un arduo trabajo, lograron limpiar el estanque.

Los patos nadaban felices nuevamente en aguas limpias gracias al esfuerzo de los tres amigos. La señora mayor se acercó a ellos nuevamente y les sonrió con admiración: "Ustedes son verdaderos héroes del parque. Han demostrado que cada uno puede marcar la diferencia".

Los niños sonrieron orgullosos mientras se ponían sus zapatos nuevamente. Juntos caminaron hacia casa hablando sobre lo importante que era cuidar el medio ambiente y cómo podían seguir ayudando.

Esa noche, mientras abuela Teresa les contaba una historia antes de dormir, Roque pensó en lo afortunado que era de tener una familia y amigos tan especiales. Sabía que siempre podría contar con ellos para hacer del mundo un lugar mejor.

Y así, Roque aprendió que cada pequeña acción cuenta y que todos podemos ser guardianes del parque y del medio ambiente. Desde ese día, se convirtió en el defensor número uno de su querido parque, inspirando a otros niños a seguir su ejemplo. Fin.

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