The Raindrop Messenger
se quedaron sin agua para beber y sin alimentos para comer.
El ratón, llamado Lucas, se dio cuenta de que su trabajo era realmente importante y que su labor de hacer llover tenía un impacto positivo en la vida de todos. Lucas decidió volver a hacer llover, pero esta vez quería enseñarle a las personas lo valioso que era su trabajo. Se preparó con mucha dedicación y comenzó a hacer lluvia de una manera diferente.
En lugar de simplemente dejar caer las gotas desde las nubes, hizo que cada gota llevara consigo un mensaje especial. Una mañana soleada, Lucas comenzó a hacer llover sobre el pueblo.
Las gotas cayeron delicadamente sobre los techos de las casas y los jardines, llevando mensajes como "Gracias por cuidar del medio ambiente" o "La naturaleza te necesita". Las personas se sorprendieron al ver esas pequeñas notas flotando en el aire mientras la lluvia caía suavemente.
Los niños salieron corriendo bajo la lluvia para leer los mensajes y pronto empezaron a sonreír. "-¡Mamá, mira lo que dice este papelito! ¡Dice gracias por cuidar del planeta!", exclamaba emocionado un niño llamado Pedro.
Las personas comenzaron a darse cuenta de la importancia del trabajo de Lucas y cómo sus acciones afectaban directamente al bienestar de todos.
Empezaron a ser más conscientes del cuidado del medio ambiente: recogían la basura en las calles, ahorraban agua y plantaban árboles en sus jardines. Un día, cuando Lucas estaba haciendo llover nuevamente sobre el pueblo con sus mensajes especiales, una niña llamada Sofía se le acercó. "-Hola Lucas, ¿puedo ayudarte a repartir los mensajes?", preguntó con entusiasmo.
Lucas sonrió y aceptó encantado la ayuda de Sofía. Juntos volaron por el pueblo, dejando caer las gotas con sus mensajes especiales en cada rincón. Las personas estaban emocionadas al recibir esos pequeños recordatorios de gratitud y cuidado hacia la naturaleza.
Con el tiempo, el trabajo de Lucas se hizo aún más importante para todos. Las personas comenzaron a valorar el agua y la lluvia como un regalo precioso que debían cuidar y apreciar.
Aprendieron a agradecer a Lucas por su labor incansable y a respetar la naturaleza en todas sus formas. Desde aquel día, cada vez que llovía sobre el pueblo, las personas salían con paraguas coloridos para protegerse de las gotas que llevaban mensajes positivos.
Y cuando veían una gota caer cerca de ellos, no dudaban en levantarla y leer lo que decía antes de dejarla continuar su camino hacia la tierra.
Así fue como Lucas enseñó una valiosa lección: nunca subestimes el poder de un simple —"gracias" . Un gesto tan pequeño puede tener un impacto enorme en la vida de alguien más.
Y gracias a ese ratón trabajador, las personas aprendieron a valorar lo que tenían y a ser más conscientes del cuidado del medio ambiente. Desde entonces, cada vez que se escucha llover, se recuerda la historia del ratón Lucas y cómo su labor inspiradora cambió para siempre la forma en que las personas ven al mundo que les rodea.
FIN.