The Soccer Superstar


Había una vez un niño llamado Juansito Alpargata, quien era muy especial. Juansito tenía tdah y también tenía dificultades para caminar debido a su invalidez. Pero eso no le impedía ser feliz y tener ganas de aprender.

Por fin había llegado el día en el que Juansito iría por primera vez al colegio. Estaba emocionado pero también un poco nervioso, ya que no sabía cómo se iban a llevar con él sus nuevos compañeros de clase.

Cuando llegó al colegio, todos los niños estaban jugando en el patio. Juansito se acercó tímidamente y vio a un grupo de niños jugando al fútbol. Se quedó observando desde lejos, deseando poder unirse a ellos.

De repente, uno de los niños del equipo azul pateó la pelota tan fuerte que salió volando hacia donde estaba Juansito. Él intentó apartarse, pero sus piernas no respondieron rápidamente y la pelota lo golpeó en la cabeza.

-¡Ay! -exclamó Juansito mientras se sujetaba la cabeza con las manos. Los otros niños corrieron hacia él preocupados. -Lo siento mucho, ¿estás bien? -preguntó uno de los niños del equipo azul llamado Martín. -Sí...

sí estoy bien -respondió Juansito con voz temblorosa mientras intentaba sonreír-. No fue tu culpa, yo debería haberme apartado más rápido. Martín ayudó a Juansito a levantarse y se disculpó nuevamente antes de regresar al juego.

Aunque estaba adolorido por el golpe, algo dentro de Juansito cambió en ese momento. Se dio cuenta de que Martín y los otros niños no lo trataban diferente por su invalidez. Decidido a unirse al juego, Juansito fue hacia el equipo rojo y les preguntó si podía jugar con ellos.

-¡Claro! ¡Eres bienvenido! -exclamaron entusiasmados los niños del equipo rojo. Así, Juansito se convirtió en parte del equipo y comenzó a disfrutar del juego.

Aunque no era tan rápido como los demás, tenía una gran habilidad para pasar la pelota y hacer jugadas sorprendentes. Los días pasaron y Juansito se hizo amigo de todos sus compañeros de clase. Juntos aprendían, reían y descubrían nuevas cosas cada día.

Los niños comprendieron que cada uno tenía sus propias fortalezas y debilidades, pero eso no importaba porque siempre estaban dispuestos a ayudarse mutuamente. Un día, durante una actividad especial en el colegio, Juansito recibió un premio por su esfuerzo y perseverancia.

Todos sus compañeros lo aplaudieron emocionados mientras él subía al escenario para recibirlo. Juansito miró a su alrededor y sintió una inmensa gratitud hacia todos aquellos niños que le habían dado la oportunidad de ser igual a pesar de sus diferencias.

Sabía que había encontrado algo más valioso que cualquier premio: la amistad verdadera. Desde ese día, Juansito Alpargata siguió asistiendo al colegio con alegría e ilusión.

Siempre recordaría ese primer encuentro con Martín como un momento clave en su vida, cuando descubrió que la igualdad y la amistad eran posibles para todos, sin importar nuestras diferencias.

Y así, Juansito siguió adelante, inspirando a otros con su historia de superación y demostrando que no hay barreras que no puedan ser derribadas cuando se tiene el apoyo y el amor de aquellos que nos rodean.

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