The Tennis Dreamer



Había una vez un carpincho llamado Carlitos que vivía en una hermosa laguna rodeada de árboles y flores.

Desde muy pequeño, a Carlitos siempre le había encantado ver a los animales del bosque jugar al tenis en una cancha cercana.

Soñaba con poder unirse a ellos algún día, pero había un problema: ¡no tenía raqueta ni pelota! Un día soleado, mientras observaba desde la orilla del agua cómo los animales jugaban emocionados, se acercó su amigo el conejo Lucas. Lucas era muy hábil con la raqueta y siempre ganaba todos los partidos. "Hola Carlitos, ¿qué te trae por aquí?", preguntó Lucas curioso. "Hola Lucas", respondió Carlitos con entusiasmo.

"Siempre he deseado jugar al tenis como ustedes, pero no tengo raqueta ni pelota". Lucas pensó por un momento antes de decir:"No te preocupes, amigo. Puedo enseñarte algunos movimientos básicos sin necesidad de tener raqueta o pelota".

Carlitos se emocionó mucho ante esta idea y juntos fueron a buscar unas hojas grandes y redondas que pudieran hacer las veces de una improvisada raqueta y pelota. Así comenzaron sus entrenamientos diarios.

Lucas le enseñaba a Carlitos cómo moverse por la cancha, cómo golpear imaginando que tenía una raqueta en sus patitas delanteras y cómo rebotar la —"pelota"  invisible. Carlitos practicaba con dedicación cada día e iba mejorando poco a poco su técnica.

A pesar de no poder ver realmente la pelota ni sentir el peso de la raqueta, su motivación y entusiasmo no disminuían. Un día, mientras entrenaban en la cancha, llegó el zorro Federico. Era conocido por ser el mejor jugador de tenis del bosque.

"¡Vaya, vaya! ¿Qué tenemos aquí?", dijo burlonamente Federico al ver a Carlitos practicando sin raqueta ni pelota. Carlitos se sintió un poco avergonzado y triste al principio, pero Lucas lo animó diciendo:"No le hagas caso, Carlitos.

Sigue practicando y demuéstrale que puedes jugar tan bien como él". Carlitos decidió ignorar las palabras despectivas de Federico y continuó con sus entrenamientos. No importaba cuánto tiempo le llevara aprender o cuántas veces fallara, él estaba decidido a jugar al tenis.

Pasaron semanas y Carlitos se volvió cada vez más hábil. Su agilidad en la cancha era asombrosa y su forma de golpear la "pelota invisible" era perfecta. Un día soleado, todos los animales del bosque fueron invitados a presenciar un emocionante partido entre Lucas y Federico.

Pero justo antes de comenzar el juego, Federico hizo una declaración sorprendente:"Creo que subestimé a nuestro querido carpincho", dijo Federico con humildad. "Carlitos ha demostrado tener habilidades impresionantes en el tenis".

Todos los animales quedaron atónitos ante las palabras de Federico. Carlitos había logrado conquistar su respeto a través de su esfuerzo constante y determinación. A partir de ese día, Carlitos se convirtió en uno más de los jugadores regulares en la cancha de tenis.

Todos admiraban su valentía y perseverancia, y aprendieron que no importa cuán grande o pequeño seas, lo importante es nunca rendirse ante los obstáculos.

Y así, Carlitos el carpincho demostró al mundo que con pasión y determinación todo es posible, incluso si no tienes una raqueta ni una pelota real.

FIN.

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