Thiago, el dinosaurio de las tablas
Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, un dinosaurio llamado Thiago. Thiago era diferente a los demás dinosaurios que vivían en su época, ya que tenía un gran talento para el teatro.
Desde muy pequeño, le encantaba actuar y hacer reír a las personas con sus divertidas representaciones. Un día, mientras paseaba por el parque de Palermo, Thiago vio un cartel que decía: "Se busca dinosaurio actor para obra de teatro infantil".
Sin dudarlo ni un segundo, se dirigió al lugar indicado y se presentó ante el director del teatro. El director quedó sorprendido al ver a un dinosaurio tan talentoso como Thiago y decidió darle una oportunidad.
Le dijo: "¡Eres increíble! ¡Te necesitamos en nuestra obra! Pero primero tendrás que ir a la escuela de actuación". Thiago estaba emocionado por esta nueva aventura y se inscribió en la escuela de teatro.
Allí conoció a otros animales artistas como él: una jirafa bailarina, un mono malabarista y una tortuga cantante. Juntos formaron un grupo inseparable. Durante las clases de actuación, Thiago aprendió técnicas para expresarse mejor en el escenario. Practicaban movimientos corporales y ejercicios vocales todos los días.
Además, estudiaban guiones y ensayaban diferentes obras teatrales. Un día, mientras estaban ensayando una comedia musical sobre la amistad entre animales del bosque, recibieron una noticia inesperada.
El director del teatro les informó que habían cambiado la fecha del estreno y que solo tenían una semana para prepararse. Thiago y sus amigos se pusieron manos a la obra. Practicaron sin descanso, ensayando cada escena una y otra vez.
A pesar de los nervios, no dejaron que eso les impidiera dar lo mejor de sí mismos. El día del estreno llegó y el teatro estaba lleno de niños emocionados por ver la obra.
Thiago estaba un poco asustado, pero sabía que tenía el apoyo de sus amigos y confiaba en su talento. La función comenzó y Thiago salió al escenario con toda su energía. Los niños reían a carcajadas con las ocurrencias del dinosaurio actor.
Cada uno de los animales artistas brillaba en su papel y lograban transmitir mensajes importantes sobre el valor de la amistad y la importancia de aceptar nuestras diferencias. Al finalizar la obra, el público aplaudió emocionado. Fue un éxito rotundo.
Los niños se acercaron al escenario para felicitar a Thiago y sus amigos por su excelente actuación. Después del estreno, Thiago continuó participando en diferentes obras teatrales junto a sus compañeros animales artistas. Juntos recorrieron distintos lugares llevando alegría a grandes y chicos con sus espectáculos.
Thiago demostró que no importa cuán diferente seas, siempre puedes encontrar tu lugar en el mundo si sigues tus sueños con pasión y perseverancia. Y así fue como este pequeño dinosaurio se convirtió en un gran actor reconocido por todos.
FIN.