Thiago y su valentía en la escuela
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Thiago. Thiago era un niño muy inteligente y curioso, pero tenía un problema: no le gustaba ir a la escuela.
Todas las mañanas, cuando llegaba el momento de ir al colegio, Thiago se ponía triste y comenzaba a llorar pidiendo quedarse en casa.
La Seño Julieta y la Seño Jesi, las maestras del segundo ciclo A, notaron la tristeza de Thiago y decidieron hacer algo al respecto. Ellas sabían que debían ayudarlo a superar su miedo para que pudiera disfrutar junto a sus compañeros de clase.
Una mañana, cuando Thiago llegó a la escuela con lágrimas en los ojos, la Seño Julieta se acercó cariñosamente y le dijo: "Thiago, ¿qué te parece si hoy nos ayudas a cuidar las plantas del jardín de la escuela? Seguro que serás un excelente jardinero". Thiago levantó tímidamente la mirada y asintió con una sonrisa.
Esa mañana fue diferente para él; se sintió útil y valorado por sus maestras. Poco a poco, Thiago empezó a sentirse más cómodo en el colegio.
Durante los días siguientes, la Seño Jesi propuso juegos divertidos en clase donde todos los niños participaban. "¡Vamos chicos! Hoy haremos equipos para resolver este rompecabezas", exclamó entusiasmada. Thiago se integró al grupo de inmediato y juntos lograron armar el rompecabezas en tiempo récord.
Con el apoyo constante de sus maestras y compañeros, Thiago comenzó a disfrutar cada día en la escuela. Ya no lloraba por las mañanas; ahora estaba emocionado por aprender cosas nuevas junto a sus amigos.
Un día, durante el recreo, Thiago se acercó corriendo hacia la Seño Julieta y le dijo emocionado: "-Seño Julieta ¡mira lo que encontré! Es una mariposa amarilla muy bonita". La Seño Julieta sonrió orgullosa y respondió: "-¡Qué descubrimiento tan maravilloso! Gracias por compartirlo con nosotros".
Thiago se sentía feliz siendo parte del segundo ciclo A; había formado un gran equipo con sus compañeros donde todos se apoyaban mutuamente. Cada día era una aventura nueva llena de aprendizaje y diversión.
Al finalizar el año escolar, durante la entrega de diplomas, Thiago recibió uno especial por su valentía y perseverancia. Estaba radiante de felicidad al darse cuenta de cuánto había crecido durante ese tiempo en la escuela. Desde entonces, Thiago nunca más tuvo miedo de ir al colegio.
Sabía que siempre tendría a su lado a personas maravillosas como la Seño Julieta y la Seño Jesi, quienes lo ayudaron a superar sus miedos y descubrir todo su potencial.
Y así termina esta historia sobre cómo Thiago dejó atrás su tristeza gracias al amor y dedicación de sus queridas maestras. Porque cuando trabajamos juntos como un gran equipo, ¡todo es posible!
FIN.