Thor y el Bicharraco de la Playa



Era un hermoso día en la playa de Asgard. El sol brillaba, las olas hacían un suave murmullo y los niños construían castillos de arena. Thor, el dios del trueno, decidió tomar un pequeño descanso de sus aventuras y disfrutar de un día soleado junto al mar.

Con su enorme martillo Mjolnir a su lado, Thor se sentó en la arena, sintiendo el calor del sol en su piel. Pero no pasó mucho tiempo antes de que algo extraño comenzara a suceder.

Al principio solo escuchó un sonido peculiar, como un crujido, pero pronto ese sonido se convirtió en un fuerte retumbo. Cuando se dio vuelta, vio un enorme bicharraco, una criatura rara y peluda que caminaba torpemente por la playa.

- “¡Por el martillo de Thor! ¿Qué es eso? ” - exclamó mientras se levantaba de un salto.

El bicharraco, con sus ojos grandes y tiernos, no parecía amenazante, pero todos los niños que jugaban en la playa comenzaron a correr asustados.

- “¡No, espera! ” - gritó Thor, levantando su mano en señal de calma. - “No le hagan daño, parece perdido.”

Thor se acercó lentamente al bicharraco, quien se había detenido y lo miraba con curiosidad.

- “Hola, amistoso bicharraco. ¿Cómo te llamás? ” - preguntó Thor, arrodillándose para estar a la altura del extraño ser.

El bicharraco movió sus antenas y de repente, de su boca salió una melodía suave, lo que sorprendió a Thor.

- “Parece que no habla, pero se comunica de una manera especial” - pensó Thor, y tuvo una idea brillante. - “Voy a ayudarlo a regresar a su hogar.”

Los niños, aún asustados, comenzaron a acercarse de a poco.

- “¿Qué vamos a hacer, Thor? ” - dijo una niña con un cubo en la mano. - “¿Y si se enoja? ”

- “No se preocupen, amigos. Este bicharraco solo quiere encontrar su camino a casa” - respondió Thor, mostrando su mejor sonrisa.

Con la ayuda de los niños, decidieron hacer un gran dibujo en la arena que indicara los lugares que había visto el bicharraco. Mientras dibujaban, el bicharraco se movía felizmente entre ellos, haciendo pequeños saltitos y emitiendo suaves melodías cada vez que alguien dibujaba una nueva parte.

- “Parece que le gusta esto” - dijo un niño riendo. - “Es como jugar a ser arquitectos.”

Thor guiaba a los niños: - “Pronto encontraremos el camino.” Al poco tiempo, todos se dieron cuenta de que el bicharraco parecía emocionarse más y más, moviendo su cuerpo enérgicamente mientras miraba el dibujo.

El rey del trueno sintió que era un buen momento para usar sus habilidades. - “Con un poco de magia de Asgard, podríamos ayudar a que el bicharraco encuentre su casa.” - dijo con determinación.

Levanta su martillo y comenzó a girarlo, invocando un suave viento que sopló sobre la playa, haciendo que el dibujo brillara con diferentes colores.

- “¡Esto es increíble! ” - exclamó otro niño. - “¡Nunca había visto algo así! ”

De repente, el bicharraco comenzó a seguir el viento, tan feliz y juguetón que todos se rieron con él. La melodía se volvió más fuerte, y los niños comenzaron a bailar junto al bicharraco, disfrutando de la música y de la magia de Thor.

Finalmente, después de un rato, el bicharraco se detuvo y miró al horizonte, donde había un grupo de árboles que se movían con el viento, como si lo estuvieran llamando.

- “¡Allí está su hogar, vieron! ” - gritó uno de los niños. Todos comprendieron que el bicharraco tenía que irse, pero su corazón se llenó de tristeza saber que se iría.

- “¡Gracias, amiguitos! ” - dijo Thor, dirigiéndose a los niños. - “Hoy hemos aprendido que no debemos temer a lo diferente, sino intentar entenderlo y ayudar.”

Luego, se agachó para saludar al bicharraco.

- “Que tengas un buen viaje, amigo. Siempre serás bienvenido en la playa de Asgard.” Exhausto pero feliz, el bicharraco se despidió dejando una melodía que resonaba en el aire.

Con un último salto, se despidió y se adentró en el bosque, perdiéndose en el verde. Los niños aplaudieron, emocionados por haber ayudado a un ser tan peculiar.

- “¡Fue la aventura más genial que tuvimos hasta ahora! ” - dijo una niña con una sonrisa radiante.

Desde ese día, todos en la playa aprendieron a apreciar la diversidad y la importancia de ayudar a quienes están perdidos en sus propios caminos, y cada vez que veían una melodía suave flotando en el aire, recordaban a su querido bicharraco y a un día en que la amistad y la comprensión brillaron como el sol sobre la playa.

FIN.

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