Tiana y el Valor de Compartir
Érase una vez en un hermoso estanque lleno de lilas y ranas cantoras, donde vivía una tortuga de lentejuelas brillantes llamada Tiana. Era una tortuga especial, pues, a diferencia de las otras tortugas, tenía un corazón muy grande, pero a menudo guardaba sus pensamientos y sentimientos para sí misma.
Un día, mientras se asoleaba sobre una piedra, apareció Julián, un joven y brillante pez dorado que nadaba alegremente por el estanque. Era conocido por su inteligencia y encanto, y todos los animales del estanque lo admiraban.
Mientras Julián se acercaba, Tiana sintió que su corazón latía más rápido. "¡¿Quién será ese pez? !", se preguntó, observándolo con curiosidad. Julián, al darse cuenta de que Tiana lo miraba, decidió acercarse.
"Hola, tortuga. ¿Por qué tan callada?" - le preguntó Julián, sonriendo.
"Hola... es que... no estoy acostumbrada a hablar mucho con los demás" - respondió Tiana, un poco tímida.
Los días pasaron y Julián seguía visitando a Tiana. Siempre tenía historias interesantes sobre el mundo más allá del estanque, sobre aventuras en el océano y sobre los misterios de la luna. A veces, Tiana escuchaba con el corazón lleno de emoción, pero se sentía insegura sobre compartir sus propios sueños.
Un día, Julián le preguntó:
"¿Cuál es tu sueño, Tiana?" - lo miró curioso.
"Sueño... con ver el mundo... pero tengo miedo de salir del agua, porque no se si podré regresar..." - confesó Tiana, sintiendo que un peso se levantaba de su corazón.
"A veces, el miedo puede asustarnos, pero también puede impulsarnos a hacer cosas increíbles. Tal vez deberías intentar abrirte y compartir tus deseos" - sugirió Julián, con un brillo en sus ojos. Su mirada alentadora hizo que Tiana sintiera que había un camino por explorar.
Decidió entonces que era momento de dejar de lado sus miedos. En una tarde espléndida, cuando el sol brillaba en el agua como un diamante, se reunió con varios amigos en la orilla del estanque. Había ranas, patos y otros animales a su alrededor.
"Quiero contarles algo" - comenzó Tiana, temblando un poco. "Mi sueño es viajar más allá del estanque y conocer el mundo".
Los amigos se quedaron en silencio al principio, y Tiana se sintió un poco nerviosa.
"¿Y por qué no lo haces?" - preguntó una rana saltona, mirando intrigada.
"Porque tengo miedo de lo desconocido y de no volver" - confesó Tiana con sinceridad.
"A veces hay que arriesgarse, amiga. Te vamos a ayudar. Todos juntos podemos hacer algo maravilloso" - exclamó Julián, apoyándola. La idea de unirse la llenó de valor y decidieron planificar una gran aventura al atardecer.
Así, las ranas y los patos se unieron a su travesía. Con melodías de canto y risas, Tiana se sintió más valiente. Juntos, navegaron en una hoja grande a través del estanque, donde empezaron a explorar más allá de su hogar, realizando pequeñas paradas en distintos lugares.
Cada nueva parada llenaba a Tiana de asombro: conoció a diferentes criaturas, vio flores de colores que nunca había imaginado y sintió la calidez del sol sobre su caparazón.
Un día, llegaron a un hermoso prado donde había un arroyo brillante. Tiana no podía creer lo que veían sus ojos.
"Esto es increíble, nunca lo habría imaginado" - exclamó, llena de alegría.
Allí, entre risas y aventuras, Tiana aprendió que abrirse no solo la acercaba a Julián y a sus amigos, sino que también la ayudaba a descubrir quien realmente era.
"Gracias por ayudarme a encontrar el valor de compartir" - le dijo a Julián, con gratitud.
"No hay de qué, Tiana. A veces, necesitamos un poquito de valentía para ser quienes realmente somos" - contestó Julián, contento de ver a su amiga brillar.
Desde aquel día, Tiana nunca volvió a sentir miedo de compartir sus pensamientos y sueños. Había aprendido que abrirse a los demás es como abrir una puerta hacia un mundo lleno de posibilidades, y que juntas, la aventura se hace más divertida y emocionante.
Y así, con un nuevo corazón lleno de coraje y amistad, Tiana se transformó en la tortuga más feliz del estanque.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, pero la amistad de Tiana y Julián sigue brillando en cada rincón del estanque.
FIN.