Tiburón Comelón y el Dentista Temor



En las profundas y azules aguas del océano, vivía un tiburón llamado Tito, conocido por ser el tiburón comelón. A Tito le encantaba comer todo tipo de comida del mar: pescados frescos, algas crujientes y hasta los deliciosos dulces que las tortugas hacían con algas coloridas. Pero había un problema: a Tito no le gustaba ni un poco ir al dentista.

Un día, Tito se sintió un poco mal. Sus amigos, las tortugas y los pececitos, notaron que estaba más callado y que no disfrutaba de las comidas como antes.

"Tito, amigo, ¿qué te pasa?" - preguntó Tula, la tortuga.

"Nada, nada... sólo tengo un pequeño dolor en el diente." - respondió Tito, tratando de hacerse el valiente.

"No podés seguir así, tenés que ir al dentista. A lo mejor te ayuda." - insistió Tula.

"Pero... pero el dentista me da mucho miedo..." - confesó Tito, con un susurro.

Los amigos de Tito estaban preocupados por él. Pero Tula tuvo una idea.

"¿Y si vamos todos juntos? No tenés que ir solo. Podés contar con nosotros." - sugirió Tula.

"¡Sí! Podemos ir al dentista de la esquina, y así no estarás solo." - dijo Pipo, el pececito.

"Además, el dentista es muy amable y tiene un montón de historias sobre la vida en el océano." - agregó otro pez.

Tito dudó un poco, pero al final aceptó. Juntos, nadaron hacia la consulta del dentista, un simpático delfín llamado Dr. Denti. Cuando llegaron, vieron que había muchos otros animales esperando. Algunos eran pequeños y otros enormes, pero todos parecían tranquilos.

"¡Hola, Tito! ¡Qué bueno verte!" - dijo el Dr. Denti con una sonrisa. "¿Listo para cuidar esos dientes?"

"No sé..." - Tito contestó tembloroso.

"No te preocupes, es un lugar seguro y aquí no duele. Además, estoy aquí para ayudarte" - dijo el Dr. Denti tratando de calmarlo.

Luego de unos minutos de charlar, Tito decidió que era hora de subir a la silla especial. Sus amigos estaban a su lado, animándolo.

"¡Vamos, Tito! Somos un equipo. ¡Puedes hacerlo!" - gritaron los pececitos.

"Sí, ¡tu puedes!" - añadió Tula.

El Dr. Denti examinó los dientes de Tito y al final fue muy claro.

"Tito, tus dientes están un poco sucios, pero no hay de qué preocuparse. Solo necesitamos lavarlos un poco y te daré un consejo para cuidar de ellos. ¿Te parece?" - dijo el Dr. Denti.

"¡Sí, sí!" - respondió Tito, sintiéndose más tranquilo.

Después de recibir una limpieza y unos buenos consejos del dentista, Tito salió de la consulta sintiéndose más ligero.

"Gracias, Dr. Denti. Me siento genial y ahora sé cómo cuidar mejor mis dientes." - dijo Tito orgulloso.

"Recuerda siempre cepillarte los dientes después de cada comida, y venir cada seis meses para un chequeo. ¡Así siempre tendrás una sonrisa brillante!" - recomendó Dr. Denti, riendo.

Tito, emocionado, regresó a casa junto a sus amigos. Desde ese día, se convirtió en un tiburón responsable con su higiene dental. Nunca más tuvo miedo del dentista, y siempre cuidó de sus dientes. Ahora, cuando sus amigos le preguntaban sobre su visita al dentista, él decía con una gran sonrisa:

"¡No hay nada que temer! Los dentistas son amigos que nos ayudan a mantener nuestros dientes saludables y felices!"

Y así, Tito no solo aprendió a cuidar de sus dientes, sino que también llevó su mensaje a todos los rincones del océano. Todos los animales marinos comenzaron a sentirse más seguros sobre visitar al dentista. Entonces, Tito Comelón se convirtió no solo en un tiburón feliz, sino también en un gran embajador de la sonrisa en el océano.

FIN.

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