Tigre, el Tigre Miedoso



Érase una vez en la vasta selva de la India, un tigre llamado Tigre. A diferencia de sus otros amigos felinos, Tigre no era valiente. De hecho, era el más miedoso de la manada. Mientras los demás jugaban a perseguir mariposas o a trepar árboles, Tigre siempre se escondía detrás de una gran roca, temiendo cada ruido y sombra que pasaba.

Un cálido día de primavera, mientras los otros tigres se divertían, Tigre observó desde su refugio.

"¡Vamos, Tigre! ¡Ven a jugar!" - gritó su amiga, la leona Lía.

"No, gracias, Lía. ¿Y si hay un peligro? ¡No puedo arriesgarme!" - respondió Tigre, temblando un poco.

Lía le dio un golpecito en la pata.

"No todo en la jungla es peligroso. A veces hay que salir y enfrentar lo desconocido. ¡Así se hacen las mejores aventuras!" - le dijo con una sonrisa.

"Tal vez, pero yo prefiero estar aquí, donde sé que estoy a salvo," - contestó Tigre, mirando hacia el cielo.

Pero ese día, algo inesperado sucedió. Un rumor comenzó a circular entre los animales de la selva.

"¡Hay un fuerte rugido en la montaña! ¡El rey de la selva ha llegado!" - anunciaron los pájaros.

"¿Y si viene a buscar una presa?" - preguntó Tigre, acurrucándose aún más.

"No te preocupes, Tigre. Te cubriremos,” - respondió Lía.

- “¿Quiénes son ‘ellos’? ”, preguntó Tigre, angustiado.

- “Todos nosotros, Tigre. Todos estaremos contigo” - dijo el loro Ramón.

- “Pero… ¿y si yo no soy lo suficientemente fuerte o rápido? ” - Tigre seguía dudando.

Cuando el fuerte rugido resonó de nuevo, Tigre se dio cuenta de que debía hacer algo.

"¡No puedo quedarme aquí! Tal vez esta vez necesito ser valiente" - se dijo a sí mismo, mientras se encamina hacia sus amigos.

"Voy a enfrentar esto con ustedes" - les dijo con voz temblorosa.

Junto a sus amigos, Tigre se dirigió hacia la montaña. Mientras más se acercaban, más se escuchaba el rugido. Al llegar, descubrieron que no era un peligro. Era un viejo león llamado Leónidas, que había perdido su camino y estaba buscando ayuda para regresar a su hogar.

"¿Quiénes son ustedes?" - preguntó Leónidas, sorprendido de ver tantos tigres.

"¡Som...somos amigos!" - tartamudeó Tigre, sintiendo su valentía crecer.

"Busco ayuda porque me he perdido. ¿Pueden ayudarme?" - pidió Leónidas, con sus ojos amables.

"Sí, por supuesto que sí!" - dijo Lía rápidamente.

Juntos, comenzaron a ayudar a Leónidas y le mostraron el camino de regreso. A medida que avanzaban, Tigre se sintió más y más fuerte.

"No es tan malo ayudar a los demás" - pensó.

Y así, poco a poco, Tigre dejó de tenerle miedo a lo desconocido. Aprendió que a veces es más valioso ser parte de algo grande

que esconderse del mundo.

Al final del día, Leónidas les agradeció con una gran sonrisa.

"Gracias, pequeños tigres. Son más valientes de lo que creen".

Tigre sintió una gran alegría al escuchar eso.

"Quizás la valentía esté en tratar de ayudar a otros, aun cuando sientas miedo" - reflexionó.

Desde aquel día, Tigre no volvió a esconderse. Se aventuró a salir con sus amigos y aprendió que la verdadera valentía está en enfrentar nuestros miedos y ayudar a quienes nos rodean.

FIN.

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