Timmy, el Dinosaurio de los Colores



Había una vez un pequeño dinosaurio llamado Timmy. Timmy era un dinosaurio muy especial, ya que tenía la capacidad de cambiar de color según su estado de ánimo. Cuando estaba feliz, se ponía de un brillante color azul. Cuando estaba triste, se ponía de un suave color gris.

Un día, Timmy decidió salir a explorar el bosque en busca de nuevos amigos. Mientras caminaba, se encontró con un enorme árbol lleno de flores de colores. En las ramas, había un grupo de aves que cantaban alegremente.

"¡Hola, Timmy!", le dijo una de las aves, "¿Por qué estás gris hoy?"

"Porque no tengo amigos con quienes jugar", respondió Timmy con un suave susurro.

Las aves, enternecidas, decidieron ayudarlo. "¡Vamos a hacer una fiesta!", exclamó una de ellas. "Así podrás conocer a otros dinosaurios."

Timmy se iluminó con el color azul de la felicidad al imaginar la posibilidad de divertirse.

"¡Sí! ¡Me encantaría!".

Las aves comenzaron a organizar todo: trajeron frutas, decoraciones y hasta música. Pronto, la noticia de la fiesta se esparció por el bosque. Dinosaurios de todas formas y tamaños empezaron a llegar. Pero, cuando Timmy los vio acercarse, su emoción se tornó en nerviosismo.

"¿Y si no les gusto como soy?", se preguntó mientras su color empezaba a cambiar de azul a gris nuevamente.

Cuando todos los dinosaurios llegaron, Timmy los saludó tímidamente. De repente, un dinosaurio gigante se acercó con una sonrisa radiante.

"¡Hola! Soy Dino, el más grande, pero no muerdo. ¿Te gustaría jugar a las escondidas?"

Timmy sonrió y su color brilló de nuevo. "¡Me encantaría jugar!"

Comenzaron a jugar y pronto, Timmy se dio cuenta de que todos estaban muy interesados en conocerlo. Después de un rato, uno de los dinosaurios, que se había quedado en un rincón, se acercó y le dijo:

"Hola, soy Sara. Me gusta tu color azul. ¿Puedo jugar contigo?"

Timmy se sintió emocionado y amistoso, y de repente, su color se iluminó aún más.

"¡Claro que podés! Vamos a jugar juntos!"

Así, entre risas y juegos, Timmy comprendió que hacer amigos no era tan complicado. A medida que la fiesta avanzaba, su color azul reflejaba toda su felicidad.

Sin embargo, todo cambió cuando una nube oscura apareció en el cielo. De repente, comenzó a llover. Los dinosaurios se asustaron y se refugiaron bajo los árboles.

"¡Oh no!", gritó Dino. "¡Es una tormenta!"

Timmy sintió como su corazón se encogía.

"Seguro no querrán jugar conmigo bajo la lluvia", pensó, y rápidamente su color volvió al gris.

Pero entonces, vio a Sara corriendo hacia él. "¡Timmy! ¡La lluvia es divertida!"

"¿De verdad?" preguntó Timmy sorprendida.

"Sí! Vamos a saltar en los charcos!"

Timmy dudó, pero luego, Sara lo tomó de la mano y juntos corrieron hacia la lluvia. Lo que al principio le parecía aterrador, se convirtió en lo más divertido que había hecho. Saltaban, reían y hacían chapoteo.

De repente, una hermosa luz apareció en el cielo: un arco iris. Todos se detuvieron a mirar.

"¡Es hermoso!", exclamó Dino.

Timmy sintió una oleada de felicidad y su color se volvió azul brillante nuevamente. Se dio cuenta que tenía amigos que lo querían tal como era.

"¡Gracias por ayudarme a no tener miedo!", les dijo con voz firme.

"El arco iris es un símbolo de nuestra amistad".

A partir de ese día, Timmy aprendió que sus amigos estaban con él en los buenos y malos momentos, y que siempre hay oportunidades para disfrutar, incluso cuando las cosas parecen complicadas. "Ahora sé que siempre podré contar con ustedes, ¡sin importar el clima!".

Desde entonces, Timmy continuó explorando y haciendo nuevos amigos, y también aprendió que expresar sus emociones era lo mejor que podía hacer para sentirse feliz.

Y así, el pequeño dinosaurio siguió viviendo muchas aventuras llenas de colores, pero siempre con el azul del amor y la amistad en su corazón.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!