Timo y sus amigos en el jardín de infantes


Había una vez un niño llamado Timoteo que estaba a punto de comenzar el jardín de infantes.

Estaba lleno de nervios y expectativas, ya que era la primera vez que se separaría de su mamá y papá para ir a la escuela. El primer día de clases, Timoteo se aferró a la mano de su mamá con fuerza mientras caminaban hacia el jardín.

Al llegar, vio a otros niños corriendo y riendo, lo cual lo hizo sentir aún más nervioso. - Mamá, ¿me voy a divertir en el jardín? -preguntó Timoteo con timidez. - ¡Claro que sí, mi amor! Vas a hacer muchos amigos y aprender cosas nuevas todos los días -respondió su mamá con una sonrisa tranquilizadora.

Timoteo respiró hondo y decidió darle una oportunidad al jardín. Entró al salón de clases y vio juguetes coloridos, mesas pequeñas y una maestra muy amable que lo recibió con alegría.

- ¡Hola Timoteo! Soy la señorita Clara, tu maestra. ¡Bienvenido al jardín! -dijo la señorita Clara con entusiasmo. Poco a poco, Timoteo fue sintiéndose más cómodo en su nuevo ambiente. Jugó con otros niños, pintó dibujos hermosos y aprendió canciones divertidas.

Pronto descubrió que el jardín era un lugar mágico donde cada día traía nuevas aventuras y descubrimientos. Una semana después del comienzo del jardín, llegó el primer día sin llanto de Timoteo al despedirse de su mamá.

Estaba emocionado por compartir sus experiencias en el jardín con ella cuando volviera a casa. - Mamá, hoy jugamos al escondite y me tocó contar hasta diez antes de buscar a mis amigos. ¡Fue súper divertido! -contaba Timoteo emocionado mientras caminaban hacia casa.

Con el paso de las semanas, Timoteo se convirtió en uno de los niños más activos y creativos del jardín. Siempre tenía ideas ingeniosas para los juegos e historias fantásticas para compartir durante la hora del cuento.

Un día, durante el recreo, un niño nuevo llegó al jardín visiblemente tímido y asustado. Todos los demás niños estaban ocupados jugando y parecían no notarlo. Pero Timoteo se acercó lentamente al niño nuevo con una sonrisa cálida en su rostro.

- Hola, soy Timoteo. ¿Quieres ser mi amigo? Podemos jugar juntos si quieres -dijo Timoteo amablemente. El niño nuevo asintió tímidamente y pronto ambos estaban corriendo por el patio del jardín como si fueran inseparables amigos desde siempre.

Esa tarde, cuando regresaron a casa, la mamá de Timoteo notó lo feliz que estaba su hijo después del día en el jardín. - Mamá, hoy hice un nuevo amigo en el jardín.

Me sentí tan content o ayudándolo a sentirse parte del grupo -compartió Timote o emocionado. La mam á abraz ó cariñosam ente ijo orgullosa mente.

Y así, T imot eo ap ren di ó q ue l os n erv io s in ic ia les p ued en tr ans for mar se e n ex pec ta ci ón, em oc ión ys or pre sa s m ar av illo sa s e n c ad ada d ía qu e vi ve mos.

El jar dí n d e in fan te s le enseñ ó q ue c on valen tía, am abi lid ady re spe to, pod emo s hac er nue vos amig osy viv ir ave ntur as inc reíb les qu e jam ás ol vid arám os.

Y T imot eo sup o q ue, co n esf uer zo yp ers eve ran cia, po drí are ali zar tod asu spot enci ali dad esy soñ ar sin lím ite s.

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