Tina, la Dinosaurio Exploradora
Había una vez, hace muchísimo tiempo, una amable dinosaurio llamada Tina. Tina era una dinosaurio especial porque quería contarles a todos los chicos y chicas sobre su pasado, desde la extinción de los dinosaurios hasta el tiempo de los primeros hombres y mujeres.
Un día, Tina decidió hacer una gran fogata en el claro del bosque, donde siempre jugaba. "¡Hola, amiguitos!"- gritó Tina con alegría. "Soy Tina, la Dinosaurio Exploradora, y hoy les contaré una increíble historia sobre cómo todo empezó."
Los niños se acercaron, emocionados. "¡Queremos escuchar!"- dijeron todos al unísono.
"Empecemos desde el día de la gran extinción de los dinosaurios. Todo cambió muy rápido, comenzó un gran ruido y el cielo se oscureció. Después de esa gran tormenta, muchos dinosaurios no pudieron sobrevivir. ¡Puf! Desaparecieron. Pero mírenme, ¡aquí estoy!"- dijo Tina con una sonrisa.
Los niños la miraban fijamente, con ojos llenos de curiosidad. "¿Y después qué pasó, Tina?"- preguntó una niña llamada Sofía.
"Después de nosotros, en la tierra vinieron los humanos, que eran nómadas. Ellos se movían de un lugar a otro, buscando comida y viviendo en cuevas. Usaban el fuego para calentarse y cocinar. Imagine que el fuego era una maravilla, como una luz brillante en la noche. ¡El fuego era muy importante!"- explicó la dinosaurio.
Los niños asintieron, como si ya pudieran imaginarlo. "¿Sabés? También aprendieron a tallar piedras, maderas y huesos. Hacían herramientas para cazar y recolectar. ¡Fue todo un desafío!"- continuó Tina.
De repente, una ardillita apareció corriendo y se detuvo frente a Tina. "¿Tina, sabes que también podían construir?"- preguntó la ardillita. "Construían refugios con ramas y hojas, y aprendieron a hacer campamentos. Ser nómadas fue genial, pero a veces, también deseaban un hogar."-
"¡Exacto! Y esa fue una gran aventura, un viaje constante. Pero ellos siempre encontraban nuevas formas de vivir en armonía con la naturaleza"- añadió Tina, emocionada por la noble labor de los humanos.
Los niños se miraban entre sí, intrigados por la historia de la ardillita y la dinosaurio. "¿Y qué hacían cuando se cansaban de caminar?"- preguntó un niño llamado Martín.
"¡Gran pregunta, Martín! Cuando se cansaban, hacían una pausa en la fogata. Contaban historias unos a otros, y disfrutaban del calor del fuego, rodeados de risas. Lo importante es que aprendían a disfrutar del momento y de la compañía. El fuego no solo les daba calor, también les daba luz y seguridad. ¡Era mágico!"- respondió Tina.
Los niños comenzaron a imitar el sonido del fuego, como si fueran una gran fogata.
"El tiempo pasó y los humanos dejaron de ser nómadas. Algunos decidieron armar pueblos, donde podrían descansar y vivir juntos. ¡Imagina cuántas cosas pueden crear!"- Tina les dijo, sintiendo mucha alegría.
"Tina, ¡me encantaría ser un nómada!"- dijo Sofía con entusiasmo. "Me gustaría hacer una hoguera y contar cuentos con mis amigos. ¡Pero también me encantaría tener un lugar al que volver!"-
"Y eso es lo lindo de las aventuras, Sofía. A veces uno escoge moverse, y otras veces es lindo tener un hogar. Así aprendemos, así crecemos. ¡Por eso hay que siempre estar abiertos a nuevas experiencias!"- dijo Tina, sonriendo mientras miraba a sus amiguitos.
"Entonces, ¿puedo ser un aventurero?"- preguntó Martín.
"¡Claro que sí! Todos podemos ser aventureros en nuestros corazones. Aprender del pasado nos ayuda a hacer del futuro un lugar increíble. Y siempre recuerden: la curiosidad y las historias hacen que todo sea especial"- concluyó Tina, mientras el sol comenzaba a ocultarse y la fogata iluminaba el claro del bosque.
Así, los niños, llenos de sueños y sonrisas, comenzaron a contar sus propias historias alrededor del fuego, recordando siempre lo que Tina, la Dinosaurio Exploradora, les había enseñado. Y así, con el corazón lleno de magia y nuevas aventuras, todos fueron felices el resto de la noche.
FIN.