Tina y Tara, las ardillas independientes
Había una vez en un bosque encantado, dos ardillas muy traviesas llamadas Tina y Tara. Estas ardillas eran las más astutas y rápidas del lugar, pero un día algo extraño sucedió.
Los humanos que vivían cerca del bosque comenzaron a dejar comida para ellas todos los días.
Al principio, Tina y Tara estaban felices de no tener que buscar comida por sí mismas, pero pronto se acostumbraron tanto a la comida fácil que dejaron de buscar nueces y frutas como solían hacerlo. Un día, las ardillas bajaron al pueblo en busca de su comida diaria, pero se encontraron con que no había nada para ellas.
Los humanos se habían dado cuenta de que alimentarlas no era lo correcto, ya que estaban causando problemas en los huertos al robar comida. Tina y Tara se miraron sorprendidas al ver los campos vacíos y sin frutos para llevarse a la boca.
Se sintieron confundidas y tristes al darse cuenta de lo mal que habían actuado al depender completamente de la generosidad de los humanos. - ¡Tara, qué vamos a hacer ahora! No hay comida para nosotras -exclamó Tina con preocupación. - No lo sé, hermana.
Creo que cometimos un error al confiar tanto en los humanos en lugar de buscar nuestra propia comida -respondió Tara con tristeza. Las dos ardillas reflexionaron sobre sus acciones y decidieron regresar al bosque para encontrar una solución a su problema.
Fue entonces cuando vieron algo maravilloso: los humanos estaban plantando árboles frutales en el bosque para que pudieran crecer alimentos naturales para todos los animales del lugar.
- ¡Mira, Tara! Los humanos están plantando árboles para ayudarnos a tener comida sin depender de ellos -dijo emocionada Tina. - Sí, parece que aprendieron la lección y ahora podemos volver a ser independientes como antes -respondió Tara con alegría.
Desde ese día, Tina y Tara volvieron a ser las ardillas ágiles e ingeniosas que solían ser. Aprendieron la importancia de ser autosuficientes y cuidar su entorno natural en lugar de depender totalmente de otros.
Los árboles frutales crecieron fuertes en el bosque gracias a la ayuda de los humanos conscientes, quienes entendieron que darles todo hecho no era bueno ni sostenible a largo plazo. Así, las ardillas Tina y Tara vivieron felices disfrutando de la naturaleza en armonía con todos los habitantes del bosque.
Y aunque recordaban aquellos días donde cometieron errores por querer atajos fáciles, sabían que habían aprendido valiosas lecciones sobre responsabilidad y respeto hacia su hogar compartido.
FIN.