Tita y el secreto de la comida tranquila



Había una vez en un hermoso campo verde, una tortuga llamada Tita. Tita era muy tranquila y siempre disfrutaba de su comida favorita: la lechuga.

Pero había un problema, las vacas y los conejos del campo no la dejaban comer tranquilamente. Un día, mientras Tita intentaba acercarse a una jugosa lechuga que crecía cerca de las vacas, ellas comenzaron a mugir fuerte para asustarla.

-¡Muuu! ¡Esta lechuga es solo para nosotras! - exclamaron las vacas con voz autoritaria. Tita se sintió triste y decepcionada. No entendía por qué no podían compartir el alimento en armonía. Decidió buscar ayuda y preguntarle a sus amigos animales si sabían cómo solucionar ese problema.

En su camino, se encontró con Ricardo el ratón, quien siempre estaba dispuesto a ayudar. -Hola Tita ¿qué te trae por aquí? ¿Por qué tienes esa carita triste? - preguntó Ricardo al verla desanimada.

Tita explicó lo que sucedía en el campo y cómo no podía comer tranquila debido a las vacas y los conejos. Ricardo pensativo dijo: -Creo tener una idea que podría ayudarte-. Juntos idearon un plan para resolver el conflicto.

Al día siguiente, Tita volvió al campo decidida a poner en práctica su plan. Se acercó nuevamente a la lechuga pero esta vez llevaba consigo unas semillas mágicas que había encontrado en su camino.

Con mucho cuidado plantó las semillas alrededor de la lechuga mientras las vacas miraban curiosas. A medida que las semillas crecían, se convirtieron en hermosas flores de colores llamativos. Las vacas y los conejos quedaron maravillados por la belleza de aquel nuevo paisaje.

Tita les explicó: -Estas flores son especiales, cada una tiene un sabor diferente y pueden ser compartidas por todos-. Las vacas y los conejos entendieron el mensaje de Tita y decidieron probar las deliciosas flores.

Al comer juntos, descubrieron que no solo podían disfrutar de la lechuga, sino también compartir momentos agradables. Desde ese día, las vacas y los conejos aprendieron a convivir en armonía con Tita. Juntos disfrutaban de la comida sin pelear ni discutir. El campo se llenó de risas y alegría.

La historia de Tita enseñó a todos que es mejor compartir y trabajar juntos para lograr un ambiente amigable. Además, demostró que siempre hay soluciones creativas para resolver conflictos y vivir en paz.

Y así fue como nuestra querida tortuga Tita logró cambiar el campo para siempre con su valentía e ingenio. Fin

FIN.

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