Tita y sus amigos marinos
Había una vez en el océano Atlántico, una pequeña tortuga llamada Tita que acababa de salir de su huevo y se disponía a emprender su primera travesía por el vasto mar.
Tita estaba emocionada por descubrir el mundo que la rodeaba, pero al separarse un momento de su familia, se desorientó y terminó perdida en medio del océano. Tita nadaba sin rumbo fijo, intentando recordar las lecciones de navegación que su mamá tortuga le había enseñado.
El sol comenzaba a ponerse y la noche se acercaba rápidamente. La pequeña tortuguita estaba asustada, pero decidió no rendirse y seguir adelante en busca de ayuda. De repente, Tita escuchó un ruido extraño debajo de ella.
Al mirar hacia abajo, vio a un grupo de delfines juguetones que se acercaban a toda velocidad. "¡Hola! ¿Estás perdida?" -preguntó uno de los delfines con curiosidad.
"Sí, me llamo Tita y no sé cómo regresar con mi familia" -respondió la tortuguita con tristeza. Los delfines se compadecieron de Tita y decidieron ayudarla en su búsqueda. Juntos nadaron durante horas, explorando arrecifes coloridos y cuevas misteriosas.
En el camino, conocieron a peces tropicales brillantes y medusas resplandecientes que les mostraron el camino correcto para encontrar a la familia de Tita. Finalmente, después de muchas aventuras emocionantes, llegaron a una playa hermosa donde varias tortugas adultas descansaban bajo el sol reluciente. "¡Mamá! ¡Papá!" -exclamó Tita corriendo hacia ellos con alegría.
Sus padres la recibieron con los brazos abiertos y lágrimas en los ojos. Estaban tan preocupados por ella que habían estado buscándola sin cesar desde que se perdió.
"Gracias por traerla sana y salva" -dijo la mamá tortuga mirando agradecida a los delfines. Tita aprendió una valiosa lección ese día: nunca debía alejarse sola en el mar sin tener cuidado. A partir de entonces prometió siempre mantenerse cerca de su familia para evitar situaciones peligrosas como aquella vez.
Desde ese día en adelante, Tita siguió explorando el océano junto a sus amigos delfines, viviendo nuevas aventuras cada día pero siempre recordando la importancia del trabajo en equipo y la precaución para mantenerse seguro en todo momento.
Y así fue como la pequeña tortuga bebé encontró amistad y protección en las profundidades del mar.
FIN.