Tito, el aprendiz astuto


Había una vez un pequeño ratoncito llamado Tito que vivía en un agujero dentro de la pared de una casa. Tito era muy curioso y siempre estaba buscando aventuras nuevas.

Un día, mientras exploraba los alrededores de su hogar, se topó con una extraña figura: era una bruja hechizera. "¿Quién eres tú?" preguntó Tito con valentía. "Soy la Bruja Hechizera, tengo el poder de hacer magia", respondió ella con voz grave.

Tito quedó impresionado por la habilidad de la bruja y decidió acercarse a ella para conocerla mejor. La bruja le explicó que había estado buscando un aprendiz para enseñarle todos sus trucos mágicos y que él parecía ser un buen candidato.

"-¡Yo quiero aprender magia!" exclamó emocionado Tito. La bruja aceptó alegremente y comenzaron sus clases. Tito aprendió muchos trucos nuevos como hacer aparecer flores y desaparecer objetos.

Pero lo más importante que aprendió fue cómo usar su inteligencia en lugar de su fuerza para resolver problemas difíciles. Un día, mientras practicaban juntos, escucharon unos ruidos extraños provenientes del exterior. Salieron a investigar y descubrieron que los gatos callejeros habían invadido el vecindario en busca de comida.

Tito recordó lo que había aprendido sobre el uso inteligente del poder y decidió ponerlo en práctica. Utilizando sus nuevos conocimientos mágicos, creó un gran festín para los gatos usando elementos simples como queso viejo y pan duro.

Los gatos se entretuvieron con la comida y no causaron más problemas. La bruja estaba muy orgullosa de Tito por su astucia y uso inteligente de la magia.

Le dijo que ahora era un verdadero mago y que podía hacer cualquier cosa que se propusiera. Tito regresó a su hogar en la pared, feliz de haber encontrado una nueva amiga y aprendido lecciones valiosas sobre el poder de la inteligencia.

Desde ese día en adelante, siempre recordaría las enseñanzas de la Bruja Hechizera para aplicarlas en situaciones difíciles.

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