Tito el tiburón bondadoso



Tito el tiburón siempre había sido diferente a los demás. Mientras los otros tiburones disfrutaban asustando a los peces y nadando en solitario, Tito prefería ser amigable y estar rodeado de compañía.

No entendía por qué todos sus amigos eran tan temidos por el resto del océano. Un día, mientras nadaba cerca de un hermoso arrecife de corales, Tito vio a un grupo de peces jugando y divirtiéndose.

Su corazón se llenó de emoción al verlos tan felices y decidió acercarse para hacerles una propuesta. - ¡Hola! Soy Tito, el tiburón más amigable que jamás hayas conocido. ¿Les gustaría jugar conmigo? Los peces se sorprendieron al escucharlo.

Nunca antes habían conocido a un tiburón tan simpático como él. - ¡Claro que sí! -respondió uno de los peces-. Será divertido tener un nuevo amigo como tú. Tito sonrió emocionado y comenzaron a jugar juntos.

Jugaron a las escondidas entre las algas marinas, saltaron sobre las olas e incluso organizaron carreras bajo el agua. Todos se dieron cuenta de lo especial que era Tito y cómo su amabilidad podía cambiar la forma en que veían a los tiburones.

Con el paso del tiempo, más animales marinos se enteraron de la dulzura de Tito y quisieron unirse a sus juegos. Los delfines, las tortugas marinas e incluso algunas mantarrayas comenzaron a formar parte del grupo de amigos.

Sin embargo, no todo fue color de rosas para Tito. Algunos tiburones se burlaban de él y lo llamaban "el tiburón débil" por no asustar a los demás.

Pero Tito no les prestaba atención, sabía que su verdadera fortaleza estaba en la amistad y en la capacidad de hacer felices a los demás. Un día, mientras nadaban cerca de un naufragio, el grupo de amigos descubrió una red de pesca abandonada que atrapaba a varios peces indefensos.

Todos se preocuparon y no sabían qué hacer para liberarlos. - ¡No te preocupes! -exclamó Tito-. Yo puedo ayudarlos. Con valentía, Tito se adentró en la red y comenzó a morderla con todas sus fuerzas hasta lograr romperla por completo.

Los peces fueron liberados y nadaron rápidamente hacia la libertad. Todos quedaron asombrados por el acto heroico de Tito, incluso aquellos tiburones que antes se habían burlado de él. A partir de ese momento, comprendieron que ser amigable y solidario era algo muy valioso.

Desde entonces, Tito se convirtió en un héroe del océano y todos los animales marinos lo admiraban.

Los peces ya no tenían miedo cuando veían acercarse a un tiburón porque sabían que podía ser su amigo como lo era Tito. La historia de Tito nos enseña una lección importante: nunca debemos juzgar por las apariencias o estereotipos. Todos somos diferentes y eso es lo que nos hace especiales.

La amabilidad puede cambiar el mundo y convertirnos en héroes sin necesidad de asustar a los demás. Así que la próxima vez que veas a alguien diferente, recuerda a Tito y acércate con una sonrisa. ¡Quién sabe! Tal vez encuentres un amigo extraordinario en esa persona tan especial.

FIN.

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