Tito y el perro amigo
Había una vez un gato llamado Tito, que vivía en un barrio tranquilo de Buenos Aires.
A Tito le encantaba pasar sus días durmiendo al sol y cazando ratones, pero sentía curiosidad por los perros que veía pasear por la calle. Un día, mientras estaba recostado en el alféizar de la ventana, vio a un perro grande y animal caminando por la vereda. El perro se acercó a la casa del vecino y comenzó a ladrarle al gato.
Tito se asustó y corrió hacia su escondite debajo del sofá. Pero algo extraño sucedió esa tarde: el perro no se fue después de ladrarle al gato.
En cambio, comenzó a mover su cola con entusiasmo y saltar alrededor de la casa como si quisiera jugar con alguien. Tito salió cautelosamente de debajo del sofá para ver qué estaba pasando. Cuando vio al perro moviendo su cola felizmente, decidió tomar una oportunidad e intentar jugar con él.
"Hola amigo", dijo Tito tímidamente. "¡Hola! ¿Quieres jugar?", preguntó el perro emocionadamente. "Bueno... nunca he jugado con un perro antes", respondió Tito inseguro. "¡No te preocupes! ¡Será divertido!", animó el perro.
Así comenzaron a jugar juntos: el gato correteaba entre las patas del perro mientras este lo perseguía sin atraparlo nunca. Jugaron durante horas hasta que ambos estaban agotados pero felices.
Desde ese día en adelante, Tito y el perro se convirtieron en los mejores amigos. Se reunían todos los días para jugar juntos y explorar el barrio. El gato aprendió que no todos los perros eran peligrosos y que algunos de ellos solo querían ser amigos.
Un día, mientras caminaban por la calle, encontraron a un gatito asustado escondido detrás de un árbol. El gatito lloraba porque estaba perdido y no sabía cómo volver a casa. "No te preocupes", dijo Tito al gatito.
"Te ayudaremos a encontrar tu hogar". "¡Sí! ¡Lo haremos juntos!", agregó el perro emocionadamente. Así comenzaron una nueva aventura: buscar el hogar del gatito perdido.
Juntos recorrieron todo el barrio preguntando a las personas si conocían al dueño del gato hasta que finalmente lo encontraron en una casa cercana. El dueño del gato estaba muy feliz de tenerlo de vuelta gracias a la ayuda de Tito y su nuevo amigo canino.
Desde ese día en adelante, los tres animales se convirtieron en inseparables amigos, siempre dispuestos a ayudarse mutuamente y disfrutar juntos cada momento. La historia de Tito y su nuevo amigo enseña valores importantes como la amistad, la solidaridad y la empatía hacia aquellos que necesitan ayuda.
También demuestra que muchas veces nuestros prejuicios pueden impedirnos conocer gente nueva o hacer nuevos amigos.
FIN.