Tito y el perro amigo


Había una vez un gato llamado Tito que vivía en una casa en el campo. Él era muy feliz allí, pasaba sus días cazando ratones y tomando siestas bajo el sol.

Un día, mientras estaba durmiendo plácidamente en el jardín, escuchó un ruido extraño. Abrió los ojos y vio a un perro desconocido acercándose a su hogar. El gato se puso muy celoso, ya que no estaba acostumbrado a compartir su espacio con otros animales.

Tito se levantó de inmediato y comenzó a maullarle al perro para que se fuera. Pero el perro no parecía intimidado por las amenazas del gato y decidió quedarse allí.

El gato no sabía qué hacer para deshacerse del perro, así que decidió invitarlo a comer algo muy feo. Preparó una mezcla de comida vieja y podrida, pensando que eso alejaría al perro para siempre.

"¡Ey tú! Perro asqueroso ¿Quieres probar algo rico?"- dijo Tito con tono burlón mientras le ofrecía la comida preparada. Pero para sorpresa del gato, el perro comió todo sin problemas y luego le preguntó si tenía más comida disponible. "¿Tienes algo más? Eso estuvo genial" -dijo el perro sonriendo.

Tito quedó atónito ante la reacción del perro. No esperaba que alguien pudiera disfrutar de esa horrible mezcla. A partir de ese momento, ambos animales comenzaron a hablar sobre sus intereses e historias personales.

Tito se dio cuenta de que el perro no era tan malo como parecía y comenzó a aceptarlo en su hogar. Juntos, exploraron los campos y jugaron bajo el sol. El gato descubrió que tener un amigo era mucho más divertido que estar solo todo el tiempo.

Con el tiempo, Tito y el perro se convirtieron en grandes amigos inseparables. El gato aprendió una valiosa lección: nunca juzgar a alguien por su apariencia o comportamiento inicial.

Desde ese día en adelante, Tito y su nuevo amigo disfrutaron de la vida juntos, compartiendo aventuras y momentos inolvidables.

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