Tito y el poder de ser único



Había una vez en la selva un pequeño animalito llamado Tito, quien tenía un problema muy peculiar: no se aceptaba a sí mismo.

A pesar de ser muy tierno y amigable, siempre se comparaba con los demás animales y se sentía triste por no ser como ellos. Un día, mientras caminaba por el bosque, Tito vio a sus amigos, el león Luis y la jirafa Julia, jugando felices.

Se acercó tímidamente y les dijo: "-Chicos, me gustaría ser tan valiente como tú, Luis, o tan alto como tú, Julia". Sus amigos lo miraron sorprendidos y le dijeron: "-Tito, eres perfecto tal como eres. No necesitas ser diferente para que te queramos". Pero Tito no estaba convencido.

Decidió ir en busca del sabio búho Benjamín para pedirle consejo. Al llegar al árbol donde vivía Benjamín, el búho lo recibió con una sonrisa y le preguntó: "-¿Qué te preocupa tanto, Tito?".

El pequeño animalito suspiró y respondió: "-Benjamín, quiero ser alguien especial pero siempre me siento inferior a los demás".

El sabio búho reflexionó unos instantes antes de responder:"-Tito, cada uno de nosotros es único en su forma y eso es lo que nos hace especiales. En lugar de compararte con los demás animales, debes aprender a valorar tus propias cualidades". El pequeño animalito asintió pensativo.

Decidido a encontrar respuestas por sí mismo, Tito decidió explorar el mundo más allá de la selva. Durante su viaje, conoció a animales de diferentes especies y se dio cuenta de que cada uno tenía sus propias características únicas.

Vio a un elefante con una trompa larguísima, a un mono ágil trepando por los árboles y a un pájaro cantando hermosas melodías. Tito comprendió que todos los animales eran asombrosos a su manera y que él también tenía algo especial para ofrecer al mundo.

Decidió regresar a la selva lleno de confianza en sí mismo. Cuando Tito volvió, todos los animales lo esperaban ansiosos. Al verlo llegar con una sonrisa en el rostro, se sorprendieron gratamente. El león Luis exclamó: "-¡Tito! ¡Te extrañamos tanto! ¿Qué te sucedió?".

El pequeño animalito respondió:"-He aprendido una gran lección durante mi viaje. Todos somos especiales y únicos en nuestra propia forma". Los demás animales escucharon atentamente mientras Tito les contaba sus experiencias.

Desde ese día, Tito se convirtió en el consejero de la selva. Ayudaba a otros animales a aceptarse tal como eran y recordaba constantemente que no debían compararse con nadie más.

Así fue como Tito encontró la verdadera felicidad al aceptarse cómo era y ayudar a los demás a hacer lo mismo. Desde entonces, la selva estuvo llena de alegría y amor propio gracias al valioso mensaje del pequeño animalito que había aprendido a aceptarse y amarse tal como era.

FIN.

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