Tito y el ternero mágico del Cerro de Llama
Había una vez en el pueblo de Shullugay, un cerro misterioso llamado Cerro de Llama. Este cerro era el más grande del lugar y en su cima se encontraba dibujado un ternero que miraba fijamente a la luna.
Se decía que este ternero tenía poderes especiales y solo algunas personas privilegiadas podían verlo.
Un día, llegó al pueblo un niño llamado Tito, quien desde que puso un pie en Shullugay sintió una extraña conexión con el Cerro de Llama. Desde su ventana, podía ver claramente la figura del ternero en la distancia. Intrigado por esta visión, decidió explorar el cerro en busca del misterioso dibujo.
Al acercarse al Cerro de Llama, Tito escuchó un suave bramido que parecía provenir de la montaña. Sin embargo, no le tuvo miedo y siguió ascendiendo con determinación. Al llegar a la cima, quedó maravillado al ver al ternero mirando a la luna con ojos brillantes.
"¡Hola! ¿Eres el ternero mágico del Cerro de Llama?" -preguntó Tito emocionado. -El ternero asintió con la cabeza y le habló con una voz suave y reconfortante: "Soy el guardián de este cerro y estoy aquí para guiarte en tu camino".
Tito descubrió que el ternero tenía el poder de concederle un deseo especial a aquellos que mostraran valentía y bondad en sus corazones.
El niño pensó durante mucho tiempo cuál sería su deseo hasta que finalmente decidió pedir algo que beneficiara a todo el pueblo de Shullugay. "Quiero que cada habitante de este pueblo tenga siempre comida suficiente para vivir feliz y sano", expresó Tito con sinceridad.
El ternero sonrió ante tan noble deseo y extendió sus patas hacia el cielo. En ese momento, rayos de luz dorada comenzaron a salir de sus pezuñas iluminando todo Shullugay. Al instante, los campos se llenaron de frutas jugosas y verduras frescas mientras las casas rebosaban de alimentos nutritivos.
Desde ese día, Shullugay prosperó gracias al deseo generoso del pequeño Tito y al poder mágico del Cerro de Llama.
Todos los habitantes vivieron felices y agradecidos por la abundancia que los rodeaba, recordando siempre la importancia de compartir con los demás lo recibido. Y así concluye nuestra historia sobre cómo un niño valiente cambió su destino gracias a la magia oculta en lo más profundo del Cerro de Llama en el pintoresco pueblo de Shullugay.
FIN.