Tito y la lección de la precaución



Había una vez un chico llamado Tito que vivía en las afueras de la ciudad. A Tito le encantaba explorar los bosques cercanos a su casa y siempre se aventuraba más allá de lo conocido.

Un día, mientras jugaba con sus amigos, Tito vio un camino que nunca había visto antes. Sin pensarlo dos veces, decidió seguirlo y ver a dónde llegaba. El camino empezó a ponerse cada vez más empinado y rocoso, pero Tito no se detuvo.

De repente, perdió el equilibrio y cayó por un barranco muy profundo. Tito gritó con todas sus fuerzas pero nadie parecía escucharlo.

Mientras trataba de encontrar una manera de salir del barranco, se dio cuenta de que su pierna estaba lastimada y no podía caminar. -¡Ayuda! ¡Alguien ayúdeme! -gritó Tito desesperado. Pasaron varias horas hasta que finalmente alguien lo encontró.

Era un hombre mayor llamado Don Julio quien estaba buscando setas en el bosque cuando escuchó los gritos de auxilio. Don Julio rápidamente sacó a Tito del barranco y lo llevó al hospital donde los médicos le atendieron la pierna lastimada. Después de varios días en el hospital recuperándose, Tito regresó a casa con su familia.

A pesar del susto que pasó, seguía teniendo muchas ganas de explorar los bosques cercanos a su casa. Pero esta vez, decidió ser más cuidadoso y no aventurarse tan lejos sin compañía o sin decirle a alguien dónde iba.

Con el tiempo, Tito se dio cuenta de que la aventura no siempre es segura y que es importante tomar precauciones para evitar accidentes.

Pero también aprendió que siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos cuando lo necesitamos, como Don Julio quien le salvó la vida. Desde ese día en adelante, Tito siguió explorando los bosques pero con más responsabilidad y cuidado.

Y cada vez que veía a Don Julio por el barrio, le recordaba lo agradecido que estaba por haberle salvado la vida.

FIN.

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