Tito y la libertad



Había una vez un pequeño pingüino llamado Tito que vivía en la Antártida. Todos los días, miraba con asombro cómo las aves volaban por el cielo y soñaba con poder hacer lo mismo.

Un día, mientras caminaba por la playa, Tito se encontró con Susi, una amigable orca que estaba disfrutando del sol. Al ver a Tito tan triste, Susi decidió preguntarle qué le pasaba.

"Hola Tito ¿cómo estás? ¿Por qué pareces tan triste?" - preguntó Susi. "Hola Susi, estoy triste porque quisiera aprender a volar como las aves" - respondió Tito. Susi sonrió y dijo: "¡Eso es muy interesante! Yo no puedo enseñarte a volar como un pájaro, pero tengo una idea".

Susi explicó su plan a Tito. Ella lo llevaría al acantilado más alto de la Antártida para que pudiera saltar desde allí y sentirse como si estuviera volando.

Aunque no era exactamente lo que quería hacer Tito, estaba emocionado por probar algo nuevo. Al llegar al acantilado más alto de la Antártida, Susi ayudó a Tito a ponerse unos zapatos especiales hechos para deslizarse sobre el hielo.

Luego le dio algunas instrucciones:"Tienes que correr muy rápido hacia el borde del acantilado y saltar con todas tus fuerzas". Tito tomó aire profundamente y comenzó a correr hacia el borde del acantilado.

Cuando llegaron al borde, Tito saltó con todas sus fuerzas y comenzó a deslizarse por el aire. Era como si estuviera volando por un momento. "¡Esto es asombroso!" - gritó Tito emocionado mientras se deslizaba por el aire.

Susi sonrió al ver la felicidad de su amigo y dijo: "¿Ves? No necesitas volar para sentirte libre. Hay muchas otras formas de sentirse así". Desde ese día en adelante, Tito visitaba a menudo a Susi para seguir saltando desde el acantilado más alto de la Antártida.

Y aunque nunca llegó a volar como las aves, se sentía feliz y libre sabiendo que había encontrado una nueva forma de disfrutar del mundo. Fin.

FIN.

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