Tito y la lluvia mágica



Había una vez un duende llamado Tito que vivía en el bosque encantado. Tito era muy responsable y siempre estaba pendiente de sus deberes, especialmente de las clases que impartía a los niños del tercer grado —"C" .

Pero ese día, algo inesperado ocurrió: una fuerte lluvia comenzó a caer sobre el bosque.

Tito se asustó y pensó: "¡Ay no! ¿Qué voy a hacer ahora? Los niños están esperando por mí en la escuela y yo no puedo llegar bajo esta intensa lluvia". El pequeño duende se sentía triste y preocupado, pues nunca antes había faltado a una clase. Justo cuando Tito estaba sumido en su desesperación, apareció su amiga Margarita, una mariposa colorida y sabia.

Margarita volaba elegantemente entre las gotas de agua y posó delicadamente sobre la nariz de Tito. "Tranquilo, querido amigo", dijo Margarita con su voz melodiosa. "Yo te ayudaré a solucionar este problema".

Tito miró a Margarita con curiosidad e ilusión. "¿De verdad puedes ayudarme?", preguntó emocionado. Margarita asintió con gracia. "Sí, pero primero necesitamos encontrar un lugar donde resguardarnos de la lluvia mientras encuentro una solución".

Ambos amigos comenzaron a buscar refugio por el bosque hasta que encontraron una cueva acogedora. Allí se resguardaron del agua mientras Margarita ideaba un plan para resolver el problema de Tito. Después de unos minutos, Margarita regresó con una sonrisa en su rostro. "Tito, he encontrado una solución.

¿Recuerdas a los elfos del bosque? Ellos tienen un poder especial para controlar la lluvia". Tito se emocionó al escuchar eso. "¡Claro que los recuerdo! Son muy amables y siempre están dispuestos a ayudar.

Pero, ¿cómo podrían ellos detener esta lluvia tan fuerte?". Margarita explicó con paciencia: "Los elfos tienen una flauta mágica que les permite comunicarse con la naturaleza.

Si logramos encontrar al jefe de los elfos y le pedimos su ayuda, estoy segura de que podrá hacer algo para calmar la lluvia". Tito asintió entusiasmado y ambos salieron corriendo hacia el lugar donde se encontraba el árbol sagrado, hogar de los elfos del bosque.

Cuando llegaron al árbol sagrado, fueron recibidos por el jefe de los elfos llamado Áureo. Tito le explicó su problema y Áureo escuchó atentamente. "Entiendo tu preocupación, Tito", dijo Áureo con voz profunda y sabia.

"Voy a tocar mi flauta mágica e invocaré a las nubes benevolentes para que reduzcan la intensidad de la lluvia". Áureo levantó su flauta mágica y comenzó a tocar una melodía encantadora. Poco a poco, las nubes oscuras se disiparon y dejaron paso a unas nubes más ligeras.

La lluvia se fue calmando hasta convertirse en una fina llovizna. Tito y Margarita se alegraron al ver que la tormenta había pasado. Tito agradeció a Áureo y prometió seguir ayudando a los elfos siempre que pudiera.

Luego, junto a su amiga Margarita, regresó corriendo a la escuela. Cuando llegaron, los niños estaban esperándolos con entusiasmo. Tito les explicó lo que había ocurrido y todos aplaudieron emocionados por la valentía del duende.

Desde ese día, Tito aprendió una valiosa lección de amistad y perseverancia: nunca hay que rendirse ante los obstáculos, siempre habrá alguien dispuesto a ayudarnos si tenemos fe en nosotros mismos y buscamos soluciones creativas.

Y así, con una sonrisa en el rostro, Tito comenzó su clase bajo el cálido abrazo de sus alumnos y la gratitud de haber superado un gran desafío gracias a la ayuda de sus amigos del bosque encantado.

FIN.

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