Tito y la rama luminosa



Había una vez en la prehistoria, en una cueva al pie de una montaña, vivía una familia de cavernícolas: Papá Cavernícola, Mamá Cavernícola y su pequeño hijo Tito.

Todos los días, luchaban contra el frío y la oscuridad de su hogar. Un día, mientras Papá Cavernícola salía a cazar para conseguir comida, Mamá Cavernícola intentaba encender fuego con dos palos pero no lograba más que producir chispas fugaces.

Tito observaba con curiosidad y preguntó:"¿Por qué no podemos tener fuego como los otros cavernícolas?"Mamá Cavernícola suspiró y le respondió:"No lo sé, hijo. Parece que no tenemos la habilidad para hacerlo.

"Tito se quedó pensativo un momento y luego exclamó emocionado:"¡Ya sé! Iré a buscar al sabio del bosque. Él nos ayudará. "Sin dudarlo, Tito salió corriendo hacia el bosque en busca del anciano sabio que vivía en lo profundo del mismo.

Después de una larga caminata, finalmente encontró al sabio sentado junto a un arroyo. "¡Oh sabio del bosque! Necesitamos tu ayuda para traer luz y calor a nuestra cueva", dijo Tito con determinación.

El anciano sonrió y le entregó a Tito una rama especial:"Esta es la rama del árbol centenario. Cuando sientas amor en tu corazón, sopla sobre ella y verás lo que puede hacer. "Tito regresó corriendo a la cueva donde Mamá Cavernícola lo esperaba ansiosa. "¿Y bien? ¿Pudiste encontrar ayuda?", preguntó intrigada.

Tito asintió con seguridad y sopló sobre la rama del árbol centenario. Para sorpresa de todos, la rama comenzó a arder con un fuego brillante y cálido. "¡Wow!", exclamaron Mamá Cavernícola y Tito al unísono.

Desde ese día, la cueva de la familia estaba iluminada por el fuego sagrado de la rama del árbol centenario. Papá Cavernícola regresó con comida fresca esa noche y se maravilló al ver el cambio en su hogar.

"¿Cómo lograron esto?", preguntó sorprendido. Mamá Cavernícola abrazó a Tito con cariño y orgullo:"Nuestro hijo ha demostrado ser valiente e ingenioso al buscar ayuda donde nosotros no pudimos.

"Así, gracias a la valentía e inteligencia de Tito, la familia cavernícola pudo disfrutar de luz y calor en su hogar por primera vez. Y desde entonces, las generaciones futuras recordarían esta historia como un ejemplo de cómo nunca rendirse ante los desafíos que se presentan en el camino.

FIN.

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