Toby, el perro gigante de los sueños hambrientos



Había una vez un perro llamado Toby que era muy grande y siempre tenía mucha hambre. Vivía en un pequeño pueblo junto a su dueña, Martina.

Toby amaba jugar y correr por el campo, pero sentía curiosidad por lo que pasaba en la escuela de los niños. Un día, mientras Toby paseaba cerca del colegio, vio a los niños entrar con sus mochilas llenas de deliciosos bocadillos.

El olor de las galletitas y sándwiches le hacía salivar sin control. Pensó para sí mismo: "¡Si pudiera ir a la escuela, podría comer todo lo que quiera!". Decidido a hacer realidad su deseo, Toby se acercó sigilosamente al edificio escolar.

Se escondió detrás de unos arbustos esperando el momento adecuado para colarse dentro. Fue entonces cuando vio a Clara, una niña muy inteligente y observadora. Clara notó al enorme perro mirando fijamente hacia la ventana del salón de clases.

Curiosa por saber qué quería ese canino tan peculiar, decidió investigar más de cerca. Se acercó lentamente a Toby y le dijo: "Hola amigo animal, ¿qué te trae aquí?". Toby levantó las orejas emocionado al ver que alguien le hablaba amablemente.

Respondió con entusiasmo: "¡Hola! Me llamo Toby y quiero ir a la escuela porque tengo mucha hambre". Clara sonrió ante la ocurrencia del perro e imaginó todas las travesuras divertidas que podrían ocurrir si él estuviera en clase.

Decidió ayudarlo cumplir su deseo y le dijo: "Toby, sé que quieres aprender y comer, pero los perros no pueden ir a la escuela. Sin embargo, puedo enseñarte algunas cosas aquí afuera".

Toby movió su cola emocionado y preguntó: "¿De verdad? ¿Me enseñarás cosas como en la escuela?". Clara asintió con una sonrisa y comenzó a enseñarle palabras, números y colores. Toby aprendía rápidamente y estaba encantado de tener una nueva amiga que lo ayudaba.

Pasaron días enteros juntos, jugando e aprendiendo. Un día, mientras paseaban por el pueblo, vieron un cartel que anunciaba un concurso de talentos para perros. Toby se emocionó al instante y le suplicó a Clara que lo inscribiera.

Ella aceptó encantada y empezaron a entrenar para el gran día. Llegado el momento del concurso, Toby sorprendió a todos con sus habilidades para contar hasta diez, nombrar diferentes objetos según su color e incluso hacer malabares con huesos.

El público aplaudió entusiasmado ante las increíbles habilidades del perro gigante. Después del show, Clara se acercó al jurado para explicar cómo Toby había aprendido todo eso sin ir realmente a la escuela.

Todos quedaron impresionados por la inteligencia de Toby y decidieron otorgarle un premio especial por su esfuerzo. A partir de ese día, el pueblo entero reconoció las habilidades extraordinarias de Toby. Los niños querían aprender junto a él en lugar de simplemente darle comida.

Se organizaban clases al aire libre donde todos podían disfrutar de las enseñanzas de Toby y aprender jugando. Toby se convirtió en un símbolo de inspiración para los niños del pueblo.

Les enseñó que el conocimiento no solo se encuentra en las aulas, sino también en la curiosidad y la voluntad de aprender. Juntos, crearon un ambiente educativo lleno de diversión y amistad.

Y así, Toby el perro gigante encontró su lugar especial en el corazón de todos los habitantes del pueblo, demostrándoles que no importa cuán grande o pequeño seas, siempre puedes hacer una diferencia si tienes hambre por aprender.

FIN.

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