Toby y el desafío del agua



Había una vez un perrito llamado Toby que vivía en una hermosa casa junto a su familia.

Toby era muy travieso y juguetón, pero tenía un pequeño problema: ¡no le gustaba bañarse! Cada vez que llegaba el día del baño, Toby se escondía debajo de la cama o corría por toda la casa tratando de evitarlo. Su familia intentaba persuadirlo con palabras amables y golosinas, pero nada parecía funcionar.

Un día, mientras Toby estaba jugando en el jardín, se acercó a saludarlo otro perrito llamado Max. Max era un perro mayor y sabio, y había escuchado sobre la situación de Toby. "¡Hola Toby! He oído decir que no te gusta bañarte", dijo Max con una sonrisa.

Toby asintió con tristeza. "Es cierto Max, no sé qué hacer. Me da miedo el agua y no quiero mojarme". Max se sentó junto a él y comenzó a contarle una historia.

"Sabes Toby, yo también solía tener miedo al agua cuando era más joven. Pero aprendí algo muy importante: los baños son necesarios para mantenernos limpios y saludables". Toby lo miró con curiosidad.

"¿Y cómo hiciste para superar tu miedo?"Max le explicó que su dueño le había enseñado poco a poco a familiarizarse con el agua. Primero lo llevaban cerca de un lago para ver cómo otros perros disfrutaban nadando felizmente.

Luego empezaron a jugar juntos en la orilla hasta que finalmente se animó a meterse al agua. "Fue un proceso lento, pero valió la pena", dijo Max. "Ahora disfruto cada baño y me siento genial después".

Toby reflexionó sobre las palabras de Max y decidió darle una oportunidad al agua. Esa misma tarde, su familia lo llevó al parque donde había una pequeña pileta para perros. "¡Vamos Toby! No tengas miedo, te prometemos que será divertido", le animaron sus dueños.

Con el corazón latiendo rápido, Toby se acercó lentamente a la piscina. Miraba el agua con cautela y luego miraba a Max que estaba nadando felizmente en ella. "No puedo hacerlo", murmuró Toby dudoso.

Pero justo en ese momento, uno de los niños del parque arrojó su pelota hacia el agua y sin pensarlo dos veces, Toby saltó para atraparla.

Al sumergirse en el agua por primera vez, sintió algo extraño pero emocionante: ¡le gustaba! Desde ese día en adelante, Toby descubrió que bañarse no era tan malo como pensaba. A medida que fue tomando más confianza con el agua, comenzó a disfrutar de cada baño y se convirtió en un perrito limpio y reluciente.

La historia de Toby se corrió rápidamente por todo el vecindario y muchos otros perros con miedo al agua encontraron inspiración en él. Poco a poco fueron superando sus temores al ver cómo Toby había logrado vencer los suyos.

Y así, gracias a la valentía de un pequeño perrito llamado Toby, todos aprendieron que enfrentar nuestros miedos puede llevarnos a grandes descubrimientos y experiencias maravillosas.

FIN.

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