Toby y el patito aventurero



Había una vez un perro llamado Toby que vivía en la ciudad. Siempre estaba rodeado de ruido, coches y personas apuradas.

Un día, mientras paseaba con su dueño por el parque, vio a un grupo de pájaros volando libremente por el cielo. Toby quedó fascinado y se preguntó cómo sería vivir lejos del bullicio de la ciudad. Decidió explorar más allá y escaparse al campo en busca de aventuras.

Cuando llegó al campo, Toby se encontró con una granja llena de animales. Había vacas masticando hierba, gallinas correteando por ahí y ovejas saltando entre los pastizales verdes. El perro se sintió emocionado y decidió hacer nuevos amigos.

Se acercó a las vacas y les dijo: "¡Hola! Soy Toby, ¿puedo jugar con ustedes?". Las vacas miraron al perro sorprendidas y respondieron: "No podemos jugar contigo, Toby. Estamos ocupadas comiendo hierba para producir leche". El perro siguió su camino hasta llegar a las gallinas.

Les preguntó entusiasmado: "¡Hola! Soy Toby, ¿podemos jugar juntos?". Las gallinas lo miraron extrañadas y contestaron: "Lo siento, Toby. Estamos ocupadas buscando gusanos para comer".

Un poco desanimado pero sin perder la esperanza, Toby continuó caminando hasta encontrar a las ovejas. Se acercó a ellas con alegría y les dijo: "¡Hola! Soy Toby, ¿puedo saltar junto a ustedes?". Las ovejas lo miraron divertidas y respondieron: "No podemos saltar contigo, Toby.

Estamos ocupadas pastando para hacer lana". Toby se sintió triste al ver que nadie quería jugar con él. Decidió sentarse bajo un árbol y reflexionar sobre la situación. Fue entonces cuando escuchó una voz suave.

"Hola, Toby", dijo una tortuga que estaba escondida entre los arbustos. "He visto cómo has intentado jugar con los demás animales de la granja, pero tienes que entender que cada uno tiene sus responsabilidades".

Toby miró a la tortuga curioso y le preguntó: "Pero ¿qué puedo hacer yo aquí en el campo? Todos están ocupados". La tortuga sonrió y respondió: "El campo también tiene muchas cosas maravillosas por descubrir. Puedes correr por los prados, olfatear las flores y disfrutar del aire puro".

El perro comprendió lo que le decía la tortuga y decidió aprovechar al máximo su tiempo en el campo. Empezó a explorar cada rincón, persiguiendo mariposas y jugando con las hojas caídas.

Un día, mientras daba un paseo cerca de un río, Toby vio a un patito atrapado entre unas ramas. Sin pensarlo dos veces, se lanzó al agua y rescató al pequeño patito. "¡Gracias por salvarme!", dijo el patito emocionado. "De nada", respondió Toby contento.

"¿Quieres ser mi amigo?", preguntó el patito. "¡Claro! Será genial tener un nuevo amigo", exclamó Toby emocionado. A partir de ese día, Toby y el patito se volvieron inseparables.

Juntos exploraban el campo, jugaban y aprendían cosas nuevas cada día. Toby había encontrado su lugar en el mundo y había descubierto que la amistad puede surgir en los momentos más inesperados.

Y así, con una sonrisa en su rostro y un amigo a su lado, Toby vivió felices aventuras en el campo para siempre.

FIN.

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