Tom el castor trabajador



En un frondoso bosque de pinos y sauces, vivía un castor llamado Tom. Era conocido por ser el más trabajador de todos los castores. Desde pequeño, había aprendido de su papá a construir presas y represas para mantener el agua del río en su hogar. Pero Tom no solo era trabajador, también era muy curioso y siempre buscaba la manera de mejorar su entorno.

Un día, mientras Tom estaba recolectando ramas, escuchó un bullicio a lo lejos. "¿Qué será eso?"- se preguntó, dejando de lado su tarea. Con su característica curiosidad, siguió el sonido hasta que llegó a un claro del bosque donde se encontraba un grupo de animales.

"¡Tom, ven!"- lo llamó Lila, la ardilla. "Estamos tratando de organizar una competencia de construcciones. ¡Te necesitamos!"-

Tom, emocionado, se acercó al grupo. "¿De qué se trata?"-

"Cada uno de nosotros tiene que construir algo impresionante con los materiales que encontremos en el bosque, y luego todos votaremos por el ganador. ¡Es para pasar un buen rato y unirnos!"- explicó Lila.

Tom pensó un momento. La idea parecía divertida, pero se sintió un poco inseguro. "No sé si tengo tiempo. Tengo que terminar la represa para que el río no se desborde"-, dijo.

"No te preocupes, Tom. Solo toma un poco de tu tiempo. Trabaja en equipo con nosotros. Podés hacerlo entre tus tareas"-, lo motivó Fernando, el zorro.

Finalmente, Tom aceptó. Se dio cuenta de que trabajar y divertirse no eran conceptos opuestos. El día de la competencia llegó, y todos los animales estaban entusiasmados. Cada uno mostró su creatividad: el búho hizo una cabaña de hojas, la ardilla hizo un pequeño puente con ramitas, y el zorro construyó una impresionante torre de piedras.

Tom, al principio, se sintió un poco presionado. Su construcción no parecía tan impresionante como las de los demás. Sin embargo, decidió hacer algo diferente: en lugar de enfocarse solo en los materiales, pensó en cómo podría ayudar a todos a disfrutar del río de una manera más segura y divertida. Así que construyó una pequeña presa que permitía crear una piscina natural donde todos pudieran jugar.

Cuando llegó el momento de mostrar las construcciones, Tom tomó un profundo respiro y presentó su proyecto. "Yo no construí algo que sólo sea bello, sino algo que permitirá que todos compartamos y disfrutemos juntos. Además, ayudé a que el agua del río no se desborde. Así, todos estarán a salvo"- dijo, un poco nervioso.

Los otros animales lo miraron con asombro. "No solo es una construcción impresionante, sino que es muy útil para todos"- comentó la tortuga.

Tras la presentación de todas las construcciones, llegó el momento de votar. Tom estaba un poco ansioso, pero confiaba en que su idea era buena. Cuando contaron los votos, era evidente que todos habían apreciado su planteamiento. "¡Tom, ganaste!"- exclamó Lila, saltando de alegría.

Tom sonrió, no solo por haber obtenido el primer lugar, sino porque entendió que trabajando en equipo y pensando en la comunidad, se pueden lograr cosas muy valiosas. Todos los animales lo rodearon y lo felicitaron.

"A partir de ahora, deberíamos hacer estas competiciones más a menudo, pero siempre colaborando entre todos"- sugirió Fernando, y todos estuvieron de acuerdo.

Desde aquel día, Tom se convirtió en un referente no solo por su trabajo, sino también por su capacidad de unir a la comunidad. Aprendió que el trabajo en equipo es maravilloso, y que a veces, la mejor forma de trabajar es divertirse junto a los demás.

Y así, Tom el castor trabajador, siguió construyendo su represa, pero también organizando juegos y actividades donde todos los animales del bosque encontraban un lugar especial. Porque entender que siempre se puede aprender, compartir y disfrutar, es la verdadera riqueza de la vida.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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