Tomás and the Brave Trio



Había una vez un gato llamado Tomás que vivía en un pequeño pueblo rodeado de campos y granjas. Tomás era un gato muy curioso y aventurero, siempre buscando nuevas emociones.

Un día, mientras paseaba por el campo, escuchó un sonido peculiar proveniente de un arbusto. Intrigado, se acercó sigilosamente al arbusto y descubrió a un pollito amarillo jugando despreocupadamente.

El gato no pudo resistir la tentación y pensó: "¡Qué delicioso se ve ese pollito! ¡Seguro que sería una cena exquisita!". Sin embargo, justo en ese momento, el pollito levantó la mirada y vio al gato acechándolo. Aunque tenía miedo, decidió darle una oportunidad al gato antes de huir despavorido.

- Hola, señor Gato -dijo el pollito con voz temblorosa-. ¿Por qué me quieres comer? El gato se sorprendió por la pregunta directa del pollito y decidió responder sinceramente. - Bueno, querido pollito -respondió el gato-, los gatos somos carnívoros por naturaleza.

Pero eso no significa que solo pensemos en comernos a otros animales sin razón alguna. Además... nunca he tenido amigos como tú. El pollito quedó perplejo ante las palabras del gato.

Nunca había conocido a ningún otro animal que quisiera comérselo pero también expresara su deseo de tener amigos. - Entonces... ¿quieres ser mi amigo? -preguntó tímidamente el pollito. El gato reflexionó unos segundos antes de responder:- Sí, pollito. Quiero ser tu amigo.

Y prometo no comerte. El pollito sonrió aliviado y decidió confiar en el gato. A partir de ese momento, comenzaron a pasar mucho tiempo juntos. Jugaron en los campos, exploraron el bosque y compartieron secretos que solo ellos sabían.

Un día, mientras caminaban por el pueblo, se encontraron con un grupo de animales que estaban siendo intimidados por un perro callejero llamado Ramón. - ¡Déjenlos en paz! -gritó el gato valientemente-. Todos merecen ser tratados con respeto.

El perro Ramón se detuvo sorprendido ante la valentía del gato y decidió escuchar lo que tenía para decir. - ¿Por qué deberíamos dejarlos en paz? -dijo Ramón con desdén-. Son solo animales débiles e indefensos.

El gato miró fijamente al perro y respondió:- Todos merecen una oportunidad de vivir sin miedo ni violencia. El respeto es importante, independientemente de nuestro tamaño o especie.

Las palabras del gato resonaron en el corazón del perro Ramón, quien reflexionó sobre su comportamiento agresivo hacia los demás animales. Decidió cambiar su actitud y convertirse en un defensor de la igualdad entre todas las criaturas.

Desde ese día, el gato Tomás, el pollito amarillo y el perro Ramón formaron un trío inseparable que luchaba contra cualquier forma de injusticia o maltrato animal. Juntos demostraron que la amistad puede superar cualquier diferencia y construir un mundo más justo y respetuoso.

Y así, con su ejemplo inspirador, el gato, el pollito y el perro lograron cambiar la mentalidad de todos los animales del pueblo. Aprendieron a convivir en armonía, valorando la diversidad y entendiendo que cada ser vivo merece respeto y amor. Fin.

FIN.

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