Tomás and the Caring Ogre



Había una vez un niño llamado Tomás que vivía en una pequeña casa de madera junto a un hermoso río. Tomás era muy curioso y aventurero, siempre buscando nuevas emociones y experiencias.

Un día, mientras Tomás exploraba el bosque cerca de su casa, se encontró con un ogro gigante que estaba llorando desconsoladamente. Tomás se acercó y le preguntó qué le sucedía al ogro.

El ogro sollozante levantó la mirada hacia el niño y dijo: "Estoy tan triste porque he perdido mi serpiente mascota. La dejé escapar y ahora no sé dónde está". Tomás sintió pena por el ogro y decidió ayudarlo a encontrar a su serpiente.

Juntos comenzaron la búsqueda en el bosque, siguiendo las huellas de la serpiente hasta llegar al río. Allí, vieron a la serpiente jugueteando en las orillas del río. El ogro se alegró tanto que abrazó al niño Tomás con fuerza.

"¡Muchas gracias, pequeño amigo! No sabes cuánto significa para mí tener de vuelta a mi querida serpiente", exclamó el ogro emocionado. Tomás sonrió y respondió: "De nada, señor Ogro. Me alegra haber podido ayudarte".

Pero justo cuando estaban celebrando su éxito, escucharon unos gritos provenientes del otro lado del río.

Eran los vecinos del pueblo pidiendo ayuda porque sus casas también eran de madera como la de Tomás ¡y un incendio se había desatado! Sin pensarlo dos veces, Tomás y el ogro corrieron hacia el río y se encontraron con un problema: no había forma de cruzar al otro lado. "¡No te preocupes!", exclamó la serpiente. "Yo puedo ayudarlos a cruzar nadando".

La serpiente se enrolló alrededor del cuerpo del ogro y luego extendió su largo cuerpo sobre el agua formando un puente seguro para que Tomás y el ogro pudieran cruzar. Una vez en el otro lado, Tomás y el ogro trabajaron juntos para apagar las llamas en las casas de madera.

Utilizaron baldes de agua del río para extinguir el fuego hasta que finalmente todo estuvo bajo control. Los vecinos estaban muy agradecidos por la valentía de Tomás y la ayuda del ogro.

Todos se reunieron para celebrar su amistad y reconocer su valentía. A partir de ese día, Tomás aprendió la importancia de ayudar a los demás sin importar quiénes sean o cómo luzcan. También comprendió que trabajar en equipo puede lograr cosas maravillosas.

El niño aventurero nunca olvidaría esa emocionante experiencia junto al ogro y la serpiente. Siempre llevaría consigo esos valores de amistad, solidaridad y valentía en cada una de sus aventuras futuras.

Y así siguió viviendo feliz junto al hermoso río, compartiendo sonrisas e inspirando a otros con su increíble historia.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!