Tomás and the Healing Wings


Había una vez un nene llamado Tomás, que vivía en una linda casita en el campo.

Un día, Tomás se despertó con un dolorcito en la panza y decidió quedarse en casa porque no se sentía bien para ir al colegio. La mamá de Tomás preparó una rica sopa caliente para ayudarlo a sentirse mejor. Mientras él estaba sentado en la mesa comiendo su sopa, escuchó un ruido extraño proveniente del jardín.

Curioso, dejó su cuchara y salió corriendo hacia afuera para ver qué era. En el jardín, encontró a un pequeño pajarito herido. El pobre animal tenía una ala lastimada y no podía volar. "¡Ayuda! ¡Ayuda!", piaba el pajarito asustado.

Tomás se acercó con cuidado y lo tomó entre sus manos. "No te preocupes, pequeñito", dijo Tomás con ternura. "Voy a cuidarte hasta que te recuperes".

Tomás llevó al pajarito adentro de su casa y buscó una caja acolchada para hacerle un nidito cómodo donde pudiera descansar. Después de eso, regresó a la mesa y terminó de comer su sopa. Mientras disfrutaba de cada cucharada, pensaba en cómo podría ayudar al pajarito a sanar su ala lastimada.

Entonces tuvo una idea brillante: recordaba haber visto algunos libros sobre animales en la biblioteca del colegio. Rápidamente, Tomás agarró su mochila escolar vacía y comenzó a llenarla con los libros sobre aves y animales.

"Mamá, voy a la biblioteca del colegio a investigar cómo puedo ayudar al pajarito", le dijo emocionado. La mamá de Tomás sonrió y asintió. "Eso suena como una excelente idea, hijo. Pero asegúrate de llevar una chaqueta abrigada y volver antes del anochecer".

Tomás se puso su chaqueta y salió corriendo hacia el colegio. Cuando llegó a la biblioteca, encontró los libros que necesitaba y comenzó a leer sobre las diferentes formas en que podía cuidar al pajarito.

Después de horas de investigación, Tomás descubrió que debía mantener al pajarito caliente y alimentarlo con semillas especiales para aves. También aprendió algunos ejercicios que podrían ayudarlo a fortalecer su ala lastimada.

Lleno de emoción, Tomás volvió corriendo a casa con toda la información necesaria para cuidar adecuadamente al pequeño pajarito herido. Durante días y semanas, Tomás dedicó todo su tiempo libre a cuidar del pajarito.

Le daba comida, lo mantenía calentito en su caja acolchada e incluso le enseñaba ejercicios para fortalecer sus alas. Poco a poco, el pajarito empezó a mejorar gracias al amoroso cuidado de Tomás. Su ala se curaba lentamente hasta que finalmente pudo volar nuevamente.

Un día soleado, cuando el pájaro estaba completamente recuperado, decidió despedirse de Tomás antes de partir hacia el cielo azul. El nene sintió alegría pero también un poquito de tristeza al verlo volar lejos. Sin embargo, Tomás sabía que había hecho algo maravilloso al ayudar al pajarito.

Aprendió que incluso cuando uno está enfermo y no puede ir al colegio, aún puede hacer cosas increíbles desde casa.

Desde ese día, Tomás se convirtió en un gran amante de la naturaleza y siempre buscaba formas de ayudar a los animales heridos o necesitados. Y cada vez que tomaba sopa por una panza dolorida, recordaba aquel hermoso pajarito y cómo su amor y cuidado habían hecho toda la diferencia.

Y así, Tomás aprendió que incluso en los momentos más difíciles, siempre hay oportunidades para hacer el bien y marcar la diferencia en el mundo.

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