Tomas el astronauta




Tomas era un niño curioso y lleno de energía que vivía con su papá, el profesor de ciencias, Pablo.

Un día, mientras observaban las estrellas desde su pequeño telescopio, Tomas le preguntó a su papá si alguna vez podría viajar al espacio. Pablo, con una sonrisa, le dijo que con esfuerzo y dedicación, cualquier sueño podría hacerse realidad. Desde ese momento, Tomas no paraba de leer sobre el espacio, los planetas y las estrellas. Decidió que quería ser astronauta.

Pablo, sabiendo lo determinado que estaba su hijo, lo ayudó a construir una pequeña nave espacial en su jardín, hecha con cajas y tubos de cartón. "¡Papá, vamos a viajar al espacio!" gritaba Tomas emocionado.

Juntos se metieron en la nave espacial y comenzaron a imaginar que estaban despegando hacia las estrellas. Durante semanas, Tomas y su papá pasaron horas y horas explorando el espacio en su nave imaginaria.

Un día, mientras observaban las estrellas, vieron una noticia en la televisión: la agencia espacial estaba buscando voluntarios para un viaje real al espacio. Sin dudarlo, Tomas le pidió a su papá que lo ayudara a enviar su solicitud. Con alegría, Pablo lo apoyó en su decisión.

Después de semanas de espera, recibieron una carta que les cambiaria la vida: Tomas había sido elegido para viajar al espacio. Era la oportunidad de su vida. La emoción de Tomas era indescriptible. Junto a su papá, se prepararon para esta grandiosa aventura.

Durante el entrenamiento, aprendieron sobre gravedad, cómo moverse en el espacio, y la vida en una nave espacial. Llegó el día del lanzamiento, y Tomas y su papá, con lágrimas de orgullo, se despidieron.

"¡Voy a extrañarte, papá!" gritaba Tomas mientras abordaba la nave. Los días en el espacio fueron todo un desafío para Tomas, pero disfrutó cada momento.

Observó la Tierra desde una perspectiva única, se maravilló con la inmensidad del universo y se dio cuenta de lo pequeños que somos en comparación con el cosmos. Aprendió la importancia del trabajo en equipo, la valentía y la superación personal. Finalmente, regresó a la Tierra convertido en un verdadero héroe. Su papá, emocionado, lo abrazó fuertemente.

"Estoy tan orgulloso de ti, hijo. Has demostrado que los sueños pueden hacerse realidad con esfuerzo y determinación", le dijo Pablo.

Desde ese día, Tomas se convirtió en un ejemplo para todos los niños, inspirándolos a perseguir sus sueños sin importar lo imposible que parezcan. Y así, cada vez que miraba hacia las estrellas, recordaba que no hay límites para aquellos que sueñan en grande.

FIN.

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