Tomás, el constructor curioso


Había una vez un pequeño llamado Tomás, que tenía 1 año de edad. Él era un niño muy curioso y siempre estaba explorando su entorno.

Un día, mientras jugaba con sus bloques de construcción, se dio cuenta de que podía apilarlos uno encima del otro para crear una torre. "Mira mamá, hice una torre", exclamó Tomás emocionado. Su mamá lo felicitó y le explicó que eso se llama —"construir" .

Desde ese momento, Tomás comenzó a construir diferentes cosas con sus bloques: casitas, puentes e incluso castillos. Con el tiempo, Tomás cumplió 2 años y comenzó a hablar más. Le encantaba hacer preguntas y aprender cosas nuevas.

Un día, mientras estaban en el parque mirando las nubes en el cielo, preguntó:"¿Por qué las nubes son blancas?"Su papá le explicó que las nubes están hechas de gotitas de agua y que la luz del sol hace que parezcan blancas.

Desde ese día, Tomás siempre miraba al cielo buscando formas interesantes en las nubes. A medida que pasaba el tiempo, Tomás cumplió 3 años y comenzó a ser más independiente. Ya no necesitaba tanta ayuda para hacer cosas simples como vestirse o comer solo.

Ahora quería aprender cosas nuevas por sí mismo. Un día, mientras jugaba en su habitación con sus juguetes favoritos, encontró un rompecabezas complicado y decidió intentarlo por su cuenta.

Después de unos minutos intentándolo sin éxito, llamó a su mamá:"Mamá ¿me puedes ayudar con este rompecabezas?"Su mamá lo felicitó por intentarlo y le explicó cómo funcionaba. Juntos, trabajaron en el rompecabezas hasta que finalmente lograron armarlo.

Desde ese día, Tomás se sintió más confiado y comenzó a probar cosas nuevas sin miedo al fracaso. Aprendió que está bien pedir ayuda cuando la necesita y que siempre hay algo nuevo para aprender. Y así, Tomás continuó creciendo y aprendiendo cosas nuevas cada día.

Su curiosidad e independencia lo llevaron a ser un niño feliz y seguro de sí mismo.

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