Tomás, el escritor valiente de Colinita



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Colinita, un niño llamado Tomás. Tomás era conocido por su cabello color fuego que brillaba bajo el sol, por lo que todos en el pueblo lo llamaban "el niño fulvo".

A pesar de ser diferente, Tomás siempre tenía una sonrisa en su rostro y un brillo especial en sus ojos. Un día, la maestra de la escuela anunció que se realizaría una competencia de lectura y escritura entre los alumnos.

Todos estaban emocionados, excepto Tomás. A pesar de ser muy inteligente y creativo, Tomás tenía dificultades para leer en voz alta frente a los demás debido a su timidez.

"¿Qué te pasa, Tomás? ¡Seguro vas a ganar la competencia con tus historias tan creativas!" -le dijo su amiga Lola al notar su preocupación. Tomás suspiró y respondió: "Me pone nervioso leer en público. Creo que no debería participar.

"Lola lo miró con determinación y le dijo: "¡No seas tonto! Tienes tanto talento que sería una pena que no lo compartieras con todos nosotros. Además, todos te apoyaremos. "Motivado por las palabras de su amiga, Tomás decidió inscribirse en la competencia.

Durante semanas se dedicó a escribir la mejor historia que había creado hasta ese momento. Se esforzaba tanto que incluso se quedaba despierto hasta altas horas de la noche puliendo cada detalle.

Finalmente llegó el día de la competencia y los nervios invadieron a Tomás cuando subió al escenario frente a sus compañeros y profesores.

Sin embargo, recordando las palabras de Lola y todo el esfuerzo que había puesto en su historia, tomó aire y comenzó a leer con voz clara y segura. A medida que avanzaba en la lectura, todos quedaron cautivados por la historia de aventuras y fantasía creada por Tomás. Al finalizar, el auditorio estalló en aplausos y ovaciones para él.

"¡Increíble trabajo, Tomás! ¡Eres un genio!" -exclamó la maestra emocionada. Tomás sonrió radiante al darse cuenta de que había superado sus miedos gracias al apoyo de sus amigos y a su propia valentía. Desde ese día, Tomás se convirtió en un ejemplo para todos en Colinita.

Demostrando que no importa cuáles sean nuestras diferencias o miedos, siempre podemos superarnos a nosotros mismos si tenemos confianza en nuestras habilidades y contamos con el apoyo de quienes nos rodean.

Y así, el niño fulvo se convirtió en un símbolo de inspiración para grandes y chicos del pueblo, demostrando que nunca debemos subestimar nuestro propio potencial.

FIN.

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