Tomás, el niño que alegraba a los árboles tristes



Había una vez un niño llamado Tomás, quien desde muy pequeño había desarrollado un amor inmenso por la Navidad. No importaba si era verano o invierno, él siempre encontraba la manera de mantener viva esa magia en su corazón.

Desde que amanecía hasta que atardecía, Tomás se dedicaba a decorar su habitación con luces brillantes, guirnaldas y adornos navideños. Incluso tenía un árbol de Navidad artificial que mantenía en su cuarto durante todo el año.

Un día, mientras paseaba por el parque, Tomás notó algo extraño. Los árboles estaban tristes y las flores no lucían tan hermosas como solían hacerlo. Decidió acercarse al árbol más grande del lugar para preguntarle qué le pasaba.

"Árbolito querido, ¿por qué tienes esa cara tan triste?", preguntó Tomás con curiosidad. El árbol respondió con voz apagada: "La Navidad solía ser mi época favorita del año. Pero ahora nadie me visita ni me decora con luces y esferas coloridas".

Tomás sintió una profunda tristeza al escuchar eso y decidió tomar acción. Se propuso devolverle la alegría a ese árbol y a todos los demás del parque. Corrió hacia su casa y se llevó todas sus decoraciones navideñas.

Sin importarle lo extraño que pudiera parecer a los ojos de los demás, comenzó a colgar luces en cada rama de aquellos viejos árboles abandonados.

Al día siguiente, cuando los vecinos del parque salieron a pasear, quedaron sorprendidos al ver cómo aquel lugar tan triste se había transformado en un paraíso navideño. Los árboles volvieron a lucir hermosos y las flores comenzaron a desplegar su colorido.

La noticia corrió rápidamente por el barrio y todos querían conocer al niño que había devuelto la magia de la Navidad. Tomás se convirtió en un héroe local y muchos niños comenzaron a seguir su ejemplo, decorando los árboles del parque con luces y adornos. Pero la historia no termina ahí.

Un día, mientras Tomás caminaba por el parque, encontró una carta abandonada debajo de uno de los árboles. Al abrirla, descubrió que era una carta escrita por Papá Noel.

"Querido Tomás, he oído hablar de tus maravillosas acciones para devolverle la alegría a los árboles del parque. Estoy impresionado por tu bondad y generosidad. Quiero invitarte a mi taller en el Polo Norte para que veas cómo preparo todos los regalos para Navidad", decía la carta.

Tomás no podía creerlo. Saltó de alegría y aceptó inmediatamente la invitación.

Al llegar al taller de Papá Noel, quedó maravillado con todo lo que vio: elfos trabajando arduamente, montañas de regalos envueltos con destellos dorados e incluso pudo darle una mano a Papá Noel en su lista de buenos deseos. Desde ese día, Tomás se convirtió en el ayudante oficial de Papá Noel.

Cada año, viajaba con él en el trineo mágico para entregar los regalos a todos los niños del mundo. Y así, gracias al amor y la dedicación de un niño que adoraba la Navidad, la magia se extendió por todas partes.

Los árboles volvieron a sonreír y las flores recuperaron su belleza, recordándonos que el verdadero espíritu navideño está en compartir y hacer felices a los demás.

FIN.

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