Tomas, el valiente pescador de Galilea


En la lejana tierra de Galilea vivía un hombre llamado Tomas, un pescador fuerte y valiente, pero también desconfiado.

Un día, mientras estaba en su bote pescando en el lago, escuchó a lo lejos la voz de un hombre que decía: '¡Tomas, ven a seguirme!' Al principio, Tomas no sabía quién era, pero algo en esa voz lo llamó. Lentamente, remó hacia la orilla, y allí conoció a Jesús. - '¿Quién eres tú?' preguntó Tomas con cierta desconfianza.

- 'Soy Jesús, y vengo a invitarte a ser mi amigo y seguirme', respondió Jesús con una sonrisa cálida. Tomas, sorprendido por la amabilidad de aquel hombre, decidió aceptar la invitación.

A partir de ese día, Tomas y Jesús se convirtieron en amigos inseparables. Tomas admiraba la sabiduría y la bondad de Jesús. Juntos, vivieron aventuras increíbles, ayudando a quienes más lo necesitaban y enseñando sobre el amor y la compasión.

Sin embargo, un día Jesús les anunció a sus amigos que debía partir. Tomas, sintiéndose triste y preocupado, se acercó a Jesús y le dijo: - 'Amigo, no quiero que te vayas. ¿Cómo podré seguir adelante sin ti?'.

Jesús posó su mano en el hombro de Tomas y le dijo: - 'Tomas, aunque no me veas, siempre estaré contigo en tu corazón. Además, iré a preparar un lugar para todos ustedes'. Con estas palabras, Tomas sintió un poco de consuelo.

A medida que los días pasaban, la tristeza de Tomas se convirtió en determinación. Decidió honrar a su amigo viviendo su enseñanza y compartiendo su amistad con todos los que conocía.

Y así, Tomas se convirtió en un ejemplo de valentía y amor, extendiendo el legado de Jesús a cada rincón que visitaba.

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