Tomás y el bosque de luces



Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de bosques y praderas, un niño llamado Tomás. Desde que era muy chiquito, a Tomás le encantaban las luciérnagas.

Cada noche, salía al jardín de su casa con un frasco vacío en la mano para atraparlas y observar cómo brillaban con su luz mágica.

Un día, mientras caminaba por el bosque en busca de luciérnagas, Tomás se encontró con una anciana muy sabia que vivía en una cabaña cerca del arroyo. La anciana le dijo a Tomás:"Pequeño Tomás, veo en tus ojos el brillo de la curiosidad y el amor por la naturaleza. Pero recuerda siempre que las luciérnagas son seres mágicos que merecen nuestro respeto y cuidado.

"Tomás asintió con atención, intrigado por las palabras de la anciana. Ella continuó:"Si quieres seguir disfrutando de la belleza de las luciérnagas, debes aprender a proteger su hogar y a no interferir en su ciclo de vida.

Ellas tienen un propósito especial en este mundo. "Tomás reflexionó sobre lo que la anciana le había dicho y decidió cambiar la forma en que interactuaba con las luciérnagas.

En lugar de atraparlas en frascos, comenzó a observarlas desde lejos, admirando su danza luminosa entre los árboles.

Una noche, mientras seguía a las luciérnagas por el bosque, Tomás descubrió algo sorprendente: habían guiado su camino hacia un claro lleno de flores brillantes donde se celebraba una fiesta nocturna llena de magia y alegría. Las luciérnagas bailaban alrededor de una flor especial que emitía una luz aún más intensa que ellas.

Entonces, una voz resonó en la mente de Tomás: "Gracias por haber escuchado el mensaje de la anciana y por respetar nuestro hogar. Eres bienvenido a nuestra celebración. "Tomás se sintió emocionado y honrado al ser parte de aquel momento único.

Comprendió entonces que las luciérnagas no solo eran criaturas hermosas, sino también guardianes del bosque que iluminaban el camino para aquellos dispuestos a ver más allá. Desde ese día, Tomás visitaba regularmente el claro del bosque para disfrutar junto a las luciérnagas y aprender más sobre la magia natural que los rodeaba.

Su amor por estos seres mágicos creció aún más al comprender la importancia de respetar y cuidar cada forma de vida en nuestro planeta.

Y así, gracias a su encuentro con la anciana sabia y las maravillosas luciérnagas del bosque, Tomás se convirtió en un defensor apasionado del medio ambiente y un amigo fiel de todas las criaturas mágicas que lo habitaban.

FIN.

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