Tomás y el Duende Generoso



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Trigo, donde vivía un joven llamado Tomás. Tomás era conocido por ser muy astuto y siempre buscaba la manera de ayudar a los demás.

Un día, mientras paseaba por el bosque, se encontró con un duende llamado Dorado. - ¡Hola, joven Tomás! -saludó Dorado con entusiasmo-. Tengo una propuesta para ti. Si aceptas hacer un pacto conmigo, te daré tres deseos y una bolsa llena de oro.

Tomás, sorprendido por la oferta del duende, decidió escucharlo atentamente antes de tomar una decisión. - ¿Qué clase de pacto tienes en mente? -preguntó Tomás con curiosidad.

Dorado explicó que el pacto consistía en que Tomás debía ayudar a alguien en apuros usando sus tres deseos y el oro que le daría. Sin embargo, si usaba los deseos o el oro para beneficio propio, sufriría las consecuencias. Tomás reflexionó unos instantes y finalmente aceptó el trato del duende.

Dorado le entregó la bolsa llena de oro y desapareció entre destellos dorados. Emocionado por su nueva aventura, Tomás decidió regresar al pueblo para buscar a alguien a quien pudiera ayudar.

Fue entonces cuando vio a una anciana llamada Rosa que estaba teniendo problemas para llevar sus sacos de trigo hasta su casa. - ¡Hola, querida Rosa! -saludó Tomás amablemente-.

¿Necesitas ayuda con esos sacos? Rosa asintió con cansancio y le explicó que no podía cargarlos hasta su hogar debido a su avanzada edad. Sin dudarlo, Tomás utilizó uno de sus deseos para hacer que los sacos se transportaran solos hasta la casa de Rosa.

La anciana quedó asombrada por la magia del joven y le dio las gracias efusivamente. Agradecido por poder ayudarla, Tomás continuó su camino pensando en cómo utilizar los otros dos deseos restantes. Mientras caminaba por el pueblo, escuchó llantos provenientes del bosque cercano.

Al acercarse allí encontró a un cachorro perdido entre los árboles. - ¡Oh no! ¿Está bien este perrito perdido? -exclamó preocupado Tomás mientras acariciaba al cachorro-. Creo saber cómo ayudarte...

Con otro deseo utilizado sabiamente, logró encontrar al dueño del cachorro quien lo había estado buscando desesperadamente. El dueño muy agradecido recompensó a Tomás con comida para él y más alimentos para compartir con aquellos necesitados del pueblo.

Finalmente llegaron tiempos difíciles al pueblo debido a una sequía prolongada que afectaba las cosechas impidiendo obtener trigo suficiente ni siquiera para comer semillas propias ni alimentar al ganado necesario.

Tomàs recordò entonces aquel saco lleno de monedas doradas recibidas como parte del pacto cumplimentando así su última misión: comprar semillas resistentes e instalar riegos automáticos impulsados mediante energías renovables permitiendo abastecerse aún sin agua potable disponible garantizando además empleo sostenible e ingresos extras compartidos equitativamente entre todos los habitantes.

El milagro fue tan grande como inesperado; pero lo mejor fue descubrir después lo generoso y solidario que resultò ser ese extraño muchacho recién llegadConsecuencia: La villa prosperò tanto econòmica como socialmente convirtiéndose pronto en ejemplo digno imitar dejando atràs todo tipo conflictividad social previa reinante antes..

FIN.

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