Tomás y el ratón astuto



Había una vez en un pequeño pueblo de la campiña argentina, un niño llamado Tomás que estaba decidido a atrapar a un ratón.

Desde que vio al travieso roedor correteando por la despensa de su casa, no podía pensar en otra cosa. Tomás se pasaba horas observando al ratón desde lejos, planeando cómo podría atraparlo sin hacerle daño. Un día, decidió construir una trampa con una caja y un pedazo de queso.

Colocó la trampa estratégicamente cerca del agujero por donde solía entrar el ratón y esperó pacientemente escondido detrás de unas cortinas. Pasaron las horas y el ratón finalmente apareció. Se acercó cautelosamente a la trampa, oliendo el delicioso queso que había dentro.

Justo cuando estaba a punto de entrar, Tomás saltó emocionado pero el ratón logró escapar rápidamente. -¡Oh no! ¡Se escapó otra vez! -exclamó Tomás frustrado.

Decidido a no darse por vencido, Tomás pidió ayuda a su abuelo quien le sugirió intentar algo diferente: usar su ingenio en lugar de una trampa común. Tomás siguió el consejo de su abuelo y comenzó a observar detenidamente los hábitos del ratón.

Notó que siempre salía al anochecer en busca de migajas de comida. Entonces se le ocurrió una brillante idea. Al caer la noche, Tomás preparó un rastro con trocitos de pan desde el agujero hasta afuera de la casa. Luego dejó abierto apenas entreabierto el portón del patio trasero.

El ratón olió las migas y siguió el rastro hasta llegar al exterior. Al ver la puerta entreabierta, decidió aventurarse afuera en busca de más comida sin sospechar nada.

-¡Lo logramos abuelo! ¡Atrapamos al ratón sin hacerle daño! -gritaba Tomás emocionado. Su abuelo lo felicitó por su astucia y le recordó lo importante que es ser paciente y comprender a los demás seres vivientes para lograr nuestros objetivos sin causarles daño.

Desde ese día, Tomás aprendió que con creatividad y empatía se pueden resolver los problemas más difíciles. Y así, juntos disfrutaron liberando al pequeño e inofensivo ratoncito en un campo cercano donde pudiera vivir feliz lejos de la casa pero cerca del corazón bondadoso de Tomás.

FIN.

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