Tomás y el reloj mágico


Había una vez un niño llamado Tomás, quien era muy travieso y siempre se olvidaba de lavarse las manos. A pesar de que su mamá le repetía constantemente la importancia de mantenerlas limpias, él simplemente no prestaba atención.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Tomás tocó todas las superficies sin preocuparse por ensuciarse las manos. Luego de un rato, todos los niños decidieron ir a tomar helado.

Sin embargo, cuando llegó el turno de Tomás para pedir su sabor favorito, se dio cuenta de algo terrible: ¡tenía un resfriado! Tomás estaba muy triste porque sabía que no podría disfrutar del helado junto a sus amigos.

De regreso a casa, le contó lo sucedido a su mamá entre sollozos. Ella lo escuchó atentamente y decidió convertir esta situación en una oportunidad para enseñarle una valiosa lección.

Al día siguiente, mientras Tomás estaba acostado en cama recuperándose del resfriado, su mamá entró a su habitación con una caja misteriosa en sus manos. "¡Tomás! He traído algo especial para ti", exclamó emocionada. "Dentro de esta caja hay un regalo muy importante que te ayudará a recordar siempre lavarte las manos".

Tomás curioso abrió la caja y encontró un hermoso reloj con forma de mano dorada. En ese momento entendió por qué era tan especial. Su mamá explicó: "Cada vez que veas este reloj brillar, será tu recordatorio para lavarte las manos correctamente".

Además agregó, "Si te lavas las manos antes de cada comida y después de jugar afuera, te aseguro que estarás más saludable y podrás disfrutar de todas las actividades junto a tus amigos".

Tomás se sintió muy feliz al recibir ese regalo tan especial y prometió a su mamá que nunca más se olvidaría de lavarse las manos. A medida que los días pasaban, Tomás se convirtió en un experto en mantener sus manos limpias.

Cada vez que veía brillar el reloj dorado, recordaba la importancia de la higiene personal. Un año después, llegó el día del cumpleaños de Tomás. Todos sus amigos fueron invitados a una gran fiesta en su casa.

Había juegos, música y mucha diversión para todos. Durante la fiesta, uno de los amigos accidentalmemente derramó el jugo sobre la mesa donde estaban los platos con torta. Todos quedaron sorprendidos y preocupados por arruinar el momento especial.

Pero Tomás rápidamente recordó lo importante que era mantenerse limpio para evitar enfermedades. Se acercó al baño sin perder tiempo y lavó sus manos cuidadosamente mientras sus amigos lo observaban con admiración.

Cuando volvió con las manos limpias, Tomás ayudó a organizar todo nuevamente para continuar con la celebración. Sus amigos le aplaudieron por ser tan responsable y cuidadoso. Desde aquel día, Tomás siguió siendo conocido como "el niño del reloj dorado" entre sus amigos.

Aprendió a valorar la importancia del hábito de lavarse las manos y cómo eso podía hacer una gran diferencia en su salud y bienestar.

Y así, Tomás vivió feliz y saludable, disfrutando de todas las aventuras junto a sus amigos, recordando siempre que la higiene personal es esencial para mantenernos fuertes y protegidos.

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