Tomás y el río limpio



Había una vez un niño llamado Tomás, que tenía cuatro años y vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos campos verdes.

A Tomás le encantaba pasar su tiempo al aire libre, explorando la naturaleza y jugando con sus amigos. Un día, mientras jugaba cerca del río, Tomás notó algo extraño flotando en el agua. Se acercó para examinarlo y descubrió que era una botella de plástico vacía. "¡Oh no!", exclamó Tomás preocupado.

Sabía que el plástico era malo para el medio ambiente y quería hacer algo al respecto. Tomás decidió reagarrar todas las botellas de plástico que encontrara a lo largo del río.

Con cada botella que recolectaba, su entusiasmo crecía más y más. Pero pronto se dio cuenta de que necesitaba ayuda para limpiar todo el río. - Mamá, papá -dijo Tomás emocionado-, ¡encontré muchas botellas de plástico en el río! Quiero limpiarlo y ayudar al medio ambiente.

Sus padres sonrieron orgullosos por la iniciativa de su hijo. - Eso es maravilloso, Tomás -dijo su mamá-. Podemos conseguir guantes y bolsas para reagarrar todo el plástico juntos.

Así fue como toda la familia se unió a la misión de limpiar el río. Durante días enteros trabajaron arduamente, recolectando bolsas llenas de botellas de plástico y otros desechos contaminantes. La comunidad también se sumó a esta causa tan importante.

El esfuerzo valió la pena cuando finalmente, el río volvió a lucir limpio y cristalino. Los animales que vivían en él regresaron y el agua se convirtió en un lugar seguro para ellos.

Tomás estaba muy emocionado por lo que habían logrado, pero sabía que aún había más trabajo por hacer. Se dio cuenta de que muchas personas no estaban conscientes de los problemas ambientales y decidió hablar con sus amigos en la escuela. - Chicos, ¿saben qué? -les dijo Tomás-.

Si todos trabajamos juntos, podemos cuidar nuestro planeta y asegurarnos de tener un mundo hermoso para vivir. Los amigos de Tomás se entusiasmaron con la idea y comenzaron a pensar en diferentes formas en las que podían ayudar al medio ambiente.

Algunos decidieron plantar árboles, otros reagarrar basura en el parque y algunos incluso crearon carteles para concienciar a las personas sobre la importancia de cuidar nuestro hogar.

La noticia sobre las acciones de Tomás y sus amigos pronto llegó a oídos del alcalde del pueblo. Impresionado por su dedicación, decidió organizar una gran campaña para mejorar el medio ambiente. Niños y adultos se reunieron para limpiar calles, parques y playas. Plantaron árboles y aprendieron cómo reciclar adecuadamente.

El pueblo entero se transformó en un lugar más verde y saludable gracias al esfuerzo colectivo. Tomás estaba feliz porque había logrado inspirar a tanta gente a cuidar del medio ambiente.

Su pequeña experiencia se convirtió en algo extraordinario que llevó a cambios reales en su comunidad. Desde aquel día, Tomás y sus amigos continuaron trabajando juntos para proteger el planeta. Sabían que, aunque fueran solo niños, podían hacer una gran diferencia y dejar un legado de amor por la naturaleza.

Y así, Tomás aprendió que nunca era demasiado joven para marcar la diferencia y cuidar del medio ambiente.

Su historia se convirtió en inspiración para muchas otras personas, demostrando que todos podemos contribuir a un mundo mejor si nos unimos y actuamos con amor y responsabilidad hacia nuestro hogar: la Tierra.

FIN.

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