Tomás y el temblor


Había una vez un pequeño bebé llamado Tomás, que vivía en la ciudad de Buenos Aires junto a sus padres. Un día, mientras Tomás dormía plácidamente en su cuna, un fuerte terremoto sacudió la ciudad.

Los padres de Tomás se despertaron con el ruido y rápidamente corrieron hacia la habitación del bebé para protegerlo.

Sin embargo, cuando llegaron allí encontraron que la cuna había sido arrastrada por los movimientos del terremoto y estaba a punto de caer al suelo. La madre intentó acercarse para agarrar al bebé pero las sacudidas eran tan fuertes que no podía mantenerse en pie.

Entonces fue el padre quien decidió actuar:- ¡Agarra mi mano! -gritó el padre extendiendo su brazo hacia ella- ¡Voy a saltar! La madre tomó su mano y juntos saltaron sobre los escombros que bloqueaban la entrada de la habitación del bebé. Cuando finalmente llegaron hasta él, lo encontraron sonriendo como si nada hubiera pasado.

- ¿Cómo es posible? -preguntó la madre abrazando al pequeño-. ¿Cómo pudiste estar tan tranquilo en medio de todo esto? Tomás simplemente les sonrió y les tendió sus manitas como si quisiera decirles: "No se preocupen, estoy bien".

Y así fue cómo este pequeño bebé demostró una valentía inusual ante una situación muy difícil.

A partir de ese día, los padres de Tomás aprendieron mucho sobre lo importante que es mantener la calma durante momentos difíciles y siempre estar preparados para cualquier eventualidad. También aprendieron a valorar aún más la vida de su pequeño hijo, quien les recordaba cada día que las cosas más simples y puras a veces son las que nos hacen más fuertes.

Y así fue cómo Tomás se convirtió en un héroe sin siquiera saberlo, enseñando una valiosa lección a todos aquellos que lo rodeaban.

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