Tomás y el Truco Mágico



Había una vez un niño llamado Tomás, quien era muy curioso y aventurero.

Un día, mientras exploraba el bosque cerca de su casa, escuchó un rumor emocionante: ¡el famoso mago Milo iba a hacer una presentación en el pueblo! Tomás siempre había soñado con ver a Milo en persona y aprender algunos trucos mágicos. Sin dudarlo, se apresuró hacia la plaza del pueblo, donde la función tendría lugar esa tarde.

Al llegar a la plaza, Tomás quedó maravillado al ver a Milo con su sombrero alto y su capa brillante. El mago comenzó su espectáculo haciendo aparecer flores de la nada y desapareciendo monedas detrás de las orejas de los niños.

La emoción creció en el aire cuando Milo anunció que necesitaba un asistente voluntario para uno de sus trucos más especiales. Todos los niños levantaron sus manos ansiosamente, pero fue Tomás quien fue elegido por el mago.

"¡Yo! ¡Yo quiero ser tu asistente!"- exclamó Tomás emocionado. Milo sonrió y le dio la bienvenida al escenario. Le explicó que iban a realizar un truco donde él desaparecería dentro de una caja mágica y luego reaparecería en otro lugar del escenario.

Tomás estaba tan emocionado que apenas podía contenerse. Siguiendo las instrucciones de Milo, subió a la caja mágica y esperó mientras el mago cerraba la puerta. "¡Listo! Ahora cuenta hasta diez lentamente y luego abre la puerta", dijo Milo desde afuera.

Tomás comenzó a contar: uno, dos, tres... pero cuando llegó a nueve, algo inesperado sucedió. En lugar de abrir la puerta, Tomás escuchó un ruido extraño y la caja comenzó a moverse.

Asustado pero curioso, el niño se preguntaba qué estaba pasando. De repente, la caja se abrió y Tomás no podía creer lo que veían sus ojos. ¡Estaba flotando en el aire!"¡Milo! ¡Ayuda!"- gritó Tomás mientras intentaba agarrarse de algo.

El mago Milo rápidamente reaccionó y sacó su varita mágica. Con un movimiento rápido y preciso, hizo que Tomás volviera al suelo sano y salvo. "¡Vaya sorpresa! Parece que mi truco salió mal", dijo Milo riendo nerviosamente.

Los niños en la audiencia estaban asombrados por lo que habían presenciado. Pero en lugar de decepcionarse por el fallo del truco, todos empezaron a aplaudir emocionados. Habían sido testigos de algo realmente único e inolvidable.

Milo se disculpó con Tomás por el incidente y le ofreció una compensación especial: una pequeña varita mágica para practicar algunos trucos en casa. Desde ese día, Tomás nunca dejó de explorar su pasión por la magia.

Practicaba constantemente con su varita mágica y aprendía nuevos trucos cada vez más impresionantes. Con el tiempo, Tomás se convirtió en un mago talentoso y famoso él mismo.

Su amor por la magia lo llevó a viajar por el mundo, actuando en grandes escenarios y llenando de asombro a todos los que veían sus espectáculos. Y así fue como un pequeño fallo en el truco de Milo se convirtió en la chispa que encendió una carrera mágica para Tomás.

Aprendió que los errores pueden convertirse en oportunidades y que nunca debemos dejar de perseguir nuestros sueños, incluso cuando las cosas no salen según lo planeado. Y colorín colorado, esta historia llena de magia y aprendizaje ha terminado.

FIN.

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