Tomás y el vampiro verde
Había una vez un pequeño niño llamado Tomás, que vivía en una casa rodeada de plantas exóticas. Su mamá era botánica y siempre traía nuevas especies a su hogar.
Pero la planta más extraña y misteriosa era una planta carnívora. Tomás estaba fascinado por esta planta, ya que nunca antes había visto algo así. Pasaba horas observándola y preguntándose cómo podía ser tan diferente a las demás plantas.
Un día, mientras jugaba en el jardín, Tomás se acercó demasiado a la planta carnívora y de repente sintió cómo los tentáculos de la planta lo envolvían. Gritó pidiendo ayuda pero nadie parecía escucharlo. De repente, apareció un vampiro muy amable llamado Lucas.
Él le explicó que él también había sido atrapado por la misma planta hace muchos años atrás y sabía cómo liberarlo. "Hola pequeño amigo ¿estás bien?"- preguntó el vampiro preocupado. "¡Ayuda! ¡La planta me atrapó!"- respondió Tomás asustado.
"No te preocupes, yo sé cómo liberarte"- dijo Lucas con seguridad. El vampiro tomó un par de tijeras y cortó los tentáculos de la planta carnívora para liberar al niño.
Tomás quedó impresionado con la habilidad del vampiro para salvarlo, pero aún tenía muchas preguntas sobre su nueva amistad inesperada. "¿Por qué eres tan amable si eres un vampiro?"- preguntó Tomás curioso. "Bueno, no todos los vampiros son malos como piensan algunas personas.
Yo prefiero ser amable y ayudar a los demás"- respondió Lucas con una sonrisa. Tomás se sintió muy agradecido por la ayuda de su nuevo amigo vampiro, y le prometió que siempre lo recordaría como alguien que lo salvó de la planta carnívora.
A medida que pasaba el tiempo, Tomás y Lucas se hicieron muy buenos amigos. El vampiro le enseñó muchas cosas interesantes sobre su vida misteriosa y Tomás compartía sus conocimientos sobre las plantas con él.
Pero un día, cuando estaban juntos en el jardín, apareció una pandilla de chicos malintencionados que comenzaron a burlarse del pequeño niño por tener un amigo tan diferente. "¡Mira ese chico raro! ¿Por qué está hablando con un vampiro?"- gritó uno de ellos.
"¡Huyan todos!"- dijo otro mientras corrían asustados. "No te preocupes, no debemos prestar atención a personas así. Ellos no saben lo importante que es tener amigos diferentes"- dijo Lucas consolando al niño.
Tomás aprendió una gran lección ese día: nunca hay que juzgar a alguien solo por su apariencia o diferencias. Él tenía un amigo especial en Lucas, quien siempre estaría allí para protegerlo y enseñarle cosas nuevas e interesantes sobre el mundo.
Desde entonces, Tomás vivió feliz rodeado de plantas exóticas y animales extraños gracias a la ayuda incondicional de su querido amigo vampiro. Y siempre recordaría aquel momento en el cual la planta carnivora casi lo atrapa pero fue salvado por alguien muy especial.
FIN.