Tomás y la aventura interplanetaria
Había una vez un niño llamado Tomás, que tenía el cabello negro como el carbón y siempre vestía con su remera azul favorita.
Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, descubrió algo increíble: ¡un cohete espacial! Tomás se acercó con cautela al cohete, maravillado por su brillo plateado y sus luces parpadeantes. Se sentó a su lado y se puso a observarlo detenidamente. De repente, una voz salió del interior del cohete.
"¡Hola, Tomás! Soy Cosmo, el robot espacial. ¿Quieres dar un paseo por las estrellas?"Tomás no podía creer lo que estaba escuchando.
¡Un robot parlante en un cohete espacial! Sin dudarlo un segundo, asintió emocionado y entró al cohete junto a Cosmo. El cohete despegó con un estruendo ensordecedor y rápidamente se elevó por los cielos. Tomás miraba por la ventana con los ojos como platos mientras veía cómo la Tierra se alejaba cada vez más.
"¿A dónde vamos, Cosmo?" -preguntó Tomás emocionado. "Vamos a visitar planetas lejanos y descubrir secretos del universo" -respondió Cosmo con entusiasmo. El viaje fue increíble. Visitaron planetas llenos de criaturas extrañas y paisajes fascinantes.
Aprendieron sobre las constelaciones y los agujeros negros. Tomás estaba maravillado con todo lo que veía y aprendía junto a su nuevo amigo robot.
Pero de repente, algo inesperado ocurrió: una nave espacial enemiga apareció frente a ellos y comenzó a dispararles con rayos láser. "¡Tenemos que esquivar los disparos, Tomás!" -gritó Cosmo mientras maniobraba hábilmente el cohete.
Con valentía y astucia, lograron evadir los ataques de la nave enemiga y escapar hacia un agujero de gusano que los llevó de vuelta a la Tierra sano y salvo. Al regresar al jardín de su casa, Tomás saltó del cohete lleno de emoción y gratitud hacia su amigo robot Cosmo.
"¡Gracias por este increíble viaje! Nunca lo olvidaré" -dijo Tomás abrazando a Cosmo. Y así terminó la aventura espacial de Tomás junto a su fiel amigo robot.
Desde ese día, cada vez que miraba al cielo nocturno recordaba aquella experiencia única que lo inspiraba a soñar en grande e explorar nuevos horizontes en busca de aventuras extraordinarias.
FIN.