Tomas y la Bruja Amable
. Cada vez que veía una escoba o un sombrero puntiagudo, se escondía detrás de su mamá y temblaba de miedo. Pero un día, todo cambió.
Tomas estaba jugando en el parque cuando vio a una mujer con un sombrero puntiagudo y una escoba. Empezó a temblar y quiso correr hacia su mamá, pero algo lo detuvo. La mujer se acercó a él y le dijo:- Hola, pequeño.
¿Por qué tienes tanto miedo? Tomas no sabía qué decirle. Pensó por un momento y luego respondió:- Porque mi abuela me contó que las brujas son malvadas y hacen cosas malas. La mujer sonrió y le dijo:- Bueno, eso es solo una historia.
Las brujas no son malvadas ni hacen cosas malas. Yo soy una bruja y solo uso mi escoba para volar alrededor del mundo viendo cosas hermosas. Tomas la miró sorprendido. Nunca había oído hablar de brujas buenas antes.
- ¿De verdad? - preguntó. - Sí, de verdad - dijo la mujer -. Y si quieres, puedo llevarte a volar en mi escoba para que veas lo maravilloso que es el mundo desde arriba.
Tomas dudó por un momento, pero finalmente aceptó la oferta de la bruja buena. Subió a la escoba detrás de ella y juntos despegaron hacia el cielo. Desde allí arriba, Tomas vio montañas nevadas, ríos cristalinos y bosques verdes llenos de animales salvajes.
Se sintió libre como un pájaro y olvidó todo su miedo. Cuando regresaron al parque, la bruja buena le dijo a Tomas:- Recuerda, no tienes que tener miedo de las cosas solo porque alguien te contó una historia.
Siempre puedes buscar la verdad por ti mismo. Desde ese día, Tomas dejó de tener miedo a las brujas. Aprendió que no todas son malvadas y que el mundo es mucho más hermoso cuando se ve desde arriba.
Y cada vez que veía una escoba o un sombrero puntiagudo, recordaba su vuelo en la escoba de la bruja buena y sonreía.
FIN.