Tomás y la Fiesta de las Frutas Encantadas
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Frutalandia, donde vivían los alimentos más saludables y deliciosos. En este lugar mágico, todas las frutas y verduras vivían felices y se ayudaban mutuamente a crecer fuertes y sabrosas.
En Frutalandia, había un niño llamado Tomás, que era muy travieso y no le gustaba comer frutas y verduras. Prefería los dulces y las golosinas todo el tiempo.
Su mamá, Doña María, se preocupaba mucho por él porque sabía que para estar sano es necesario comer alimentos nutritivos. Un día soleado de verano, Tomás decidió ir a explorar el bosque encantado de Frutalandia.
Mientras caminaba entre los árboles frutales gigantes y coloridos, escuchó una voz suave que decía: "¡Tomás! ¡Ven aquí!". Tomás se acercó curioso hacia la voz y vio a una manzana sonriente llamada Manuela.
Ella le explicó a Tomás sobre la importancia de comer frutas y verduras para tener energía, fortalecer el cuerpo e incluso mejorar su memoria. "¿Sabías que si comes zanahorias puedes tener superpoderes?", preguntó Manuela emocionada. "¡No me lo creo!", exclamó Tomás incrédulo. Manuela extendió sus ramitas hacia unas zanahorias cercanas y les pidió que le mostraran sus poderes.
Las zanahorias comenzaron a brillar intensamente hasta elevarse en el aire como cohetes espaciales. Después de unos segundos volvieron al suelo con un suave aterrizaje. "¡Wow! Eso fue increíble", dijo Tomás asombrado.
Manuela también le presentó a un brócoli llamado Bruno, quien le contó cómo comer brócoli ayudaba a mantener los huesos fuertes y sanos. Bruno demostró su fuerza levantando una pesada roca con facilidad.
Tomás estaba impresionado por todo lo que había aprendido, pero aún no estaba convencido de que las frutas y verduras pudieran ser tan divertidas como sus golosinas favoritas. De repente, apareció una zanahoria saltarina llamada Carolina. Ella le propuso a Tomás jugar al escondite en el bosque encantado.
Tomás aceptó emocionado y comenzaron a correr entre los árboles mientras se escondían el uno del otro. Durante el juego, Tomás notó que tenía mucha más energía cuando comía frutas y verduras. Podía correr más rápido y sentirse más alerta.
Además, se dio cuenta de que las frutas y verduras eran muy sabrosas y frescas. Al final del juego, Tomás regresó con Manuela, Bruno y Carolina para darles las gracias por enseñarle sobre la importancia de comer bien.
Prometió empezar a comer más frutas y verduras para crecer sano como ellos. A partir de ese día, Tomás cambió sus malos hábitos alimenticios por opciones más saludables.
Comenzó a disfrutar de diferentes tipos de frutas como manzanas jugosas, naranjas refrescantes e incluso zanahorias crujientes. También descubrió nuevas formas divertidas de preparar verduras como ensaladas, jugos y batidos.
Con el tiempo, Tomás se dio cuenta de que comer frutas y verduras no solo era importante para su salud, sino que también podía ser una aventura llena de sabores deliciosos y descubrimientos emocionantes. Desde ese día en adelante, Tomás se convirtió en un ejemplo para los demás niños de Frutalandia.
Les enseñó sobre la importancia de comer bien y juntos crearon un mundo más saludable y feliz. Y así, gracias a la valiosa lección aprendida por Tomás, todos los niños comprendieron la importancia de comer frutas y verduras para tener una vida larga y llena de energía.
¡Y vivieron felices comiendo sano para siempre! Fin.
FIN.