Tomás y la lección de disculparse



Había una vez un niño llamado Tomás, que solía comportarse de manera grosera y ofensiva con sus compañeros en la escuela. Siempre buscaba la forma de molestar a los demás y no le importaba herir los sentimientos de nadie.

Un día, mientras navegaba por internet, Tomás decidió entrar a una página web donde podía dejar comentarios anónimos. Sin pensarlo dos veces, comenzó a escribir palabras hirientes y desagradables sobre uno de sus compañeros, Martín.

Martín se sintió muy mal al leer lo que Tomás había escrito sobre él y decidió contarle todo a su mamá. "Mamá, hoy descubrí que Tomás ha estado diciendo cosas muy feas sobre mí en internet.

Me siento muy triste y no sé qué hacer", le confesó Martín entre lágrimas a su madre. Preocupada por la situación, la mamá de Martín decidió hablar con la directora del colegio para informarle lo que estaba sucediendo.

La directora convocó a Tomás a su despacho para tener una seria conversación con él. "Tomás, ¿sabes por qué estás aquí?", preguntó la directora seriamente. Tomás bajó la mirada avergonzado y respondió en voz baja: "Sí, directora... creo que sí".

La directora le explicó lo grave de sus acciones y cómo sus palabras habían lastimado profundamente a Martín. Le hizo ver que el bullying en todas sus formas era inaceptable en el colegio y que debía aprender a respetar a los demás.

"A partir de hoy, tendrás una lesión especial", anunció la directora. Tomás se quedó perplejo sin entender bien qué significaba eso de tener una "lesión especial".

La directora le explicó que sería una tarea diferente: debía disculparse públicamente con Martín frente a todos los estudiantes durante el acto escolar del viernes. El corazón de Tomás se llenó de temor ante la idea de enfrentarse al rechazo y vergüenza frente a todos sus compañeros.

Pero sabía que era necesario asumir las consecuencias de sus acciones. Durante toda esa semana, Tomás reflexionó sobre su comportamiento pasado y se dio cuenta del dolor que había causado con sus palabras hirientes.

Decidió sinceramente disculparse con Martín e intentar cambiar su actitud hacia los demás. Llegado el viernes, durante el acto escolar frente a todos los estudiantes reunidos en el patio, Tomás tomó valor y subió al escenario junto con Martín.

Con voz clara pero temblorosa, pidió perdón por haberlo lastimado con sus comentarios ofensivos. "Martín, lamento mucho haber sido tan cruel contigo. No debería haber dicho esas cosas terribles sobre ti. Prometo tratar mejor a mis compañeros desde ahora en adelante", expresó sinceramente Tomás ante todos.

Los estudiantes presentes escucharon atentos las disculpas de Tomás e incluso algunos aplaudieron su valentía al reconocer su error públicamente.

Desde ese día en adelante, Tomás cambió radicalmente su actitud hacia los demás; aprendió el valor del respeto y la empatía hacia quienes lo rodeaban. La historia de cómo un niño malo se transforma gracias al arrepentimiento sincero inspiraría tanto niños como adultos dentro del colegio; recordándoles siempre que cada acción tiene consecuencias pero también oportunidades para crecer y mejorar como personas.

FIN.

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